genista.
(Del lat. genista).
1. f. retama.
1. f. Mata de la familia de las Papilionáceas, de dos a cuatro metros de altura, con muchas verdascas o ramas delgadas, largas, flexibles, de color verde ceniciento y algo angulosas, hojas muy escasas, pequeñas, lanceoladas, flores amarillas en racimos laterales y fruto de vaina globosa con una sola semilla negruzca. Es común en España y apreciada para combustible de los hornos de pan.
El otro día les contaba a mis alumnos que con estas últimas lluvias, el campo está precioso, lleno de flores amarillas y blancas de la genista. Gracias a esta época del año, y a la espectacular explosión floral de esta planta, ahora ya saben a qué me refería.
Las palabras "genista" y "parca" fueron las primeras palabras que yo busqué deliberadamente en un diccionario, porque necesitaba conocer su significado. En clase, gracias a haberlo repetido muchas veces, cada vez que leemos una palabra cuyo significado nos es ajeno, lo buscamos en nuestros diccionarios. Hay veces que, además de consultar la palabra en cuestión, algunos continúan echando un vistazo al diccionario, buscando palabras "prohibidas", y mostrando luego con satisfacción a sus compañeros el resultado. Creen que no los veo, o que no me doy cuenta, pero no saben que me doy cuenta, y que los veo. Y tampoco saben que yo hacía lo mismo a su edad. En los libros de texto no vienen esas palabras, pero en los diccionarios, aunque sean diccionarios escolares, sí. Y, a esa edad, resulta divertido comprobarlo.
Leo a Javier Marías esta semana -nuevo integrante de la Real Academia Española- sobre el estado de la lengua en España. En su artículo, reflexiona sobre la "marabunta de anglicismos innecesarios que padecemos", pero concluye que "no somos nadie para quitarle a nuestra lengua un término", ni siquiera la RAE.
Yo recuerdo las palabras "genista" y "parca" por la misma razón que muchos de vosotros habréis adivinado. Aquella canción, que escuché por primera vez a los 15 años, era tan perfecta, que no podía consentir que no todo encajara. No podía permitirme no saber qué quiso decir el poeta cuando escribió:
Ay... si un día para mi mal
viene a buscarme la parca,
empujad al mar mi barca
con un levante otoñal
y dejad que el temporal
desguace sus alas blancas.
Y a mí enterradme sin duelo
entre la playa y el cielo,
en la ladera de un monte,
más alto que el horizonte,
quiero tener buena vista.
Mi cuerpo será camino,
le daré verde a los pinos
y amarillo a la genista...
En mi caso, ya que sale el tema, en el Mar Menor. El hijo bastardo del Mediterráneo.
7 comentarios:
Vale. En mi caso, también.
Es la primera vez, que oigo la palabra genista.
JAJAJAJA...
CUANTAS PALABRITAS...
El día que busqué "clítoris" en el Diccionario de la RAE, me partí de risa.
:P
Hola. Hace tiempo que te leo en silencio y hoy he decidido romperlo porque me has tocado la fibra más de lo que acostumbras :)
En mi lote de recuerdos-añoranzas que me llevé del Mediterráneo uno de los más importantes es el olor de la genista. Además, aún recuerdo el poema que me hicieron aprender en el cole que Joan Maragall le dedicaba a esta plantita. "La ginesta altre vegada, la ginesta amb tanta olor..."
La canción de Serrat, al principio de ser una "expatriada" no la podía escuchar sin que me cayera el lagrimón.
Saludos desde Salzburgo.
yo, cada vez que entro en rae.es acabo buscando de todo.. es apasionante!!
A mi me pasó lo mismo con las canciones de Sabina. En particular las del "Hotel Dulce Hotel" que era otra de las cintas que pululaban por el coche.
Abrazos
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