31 de diciembre de 2011

Gracias a la escuela pública

31 de diciembre. Quería despedirme de vosotros hasta el año que viene, y enviar desde aquí mis mejores deseos a todos aquellos que lean esto.

Hoy, 31 de diciembre, el nuevo gobierno establece nuevos recortes, dirigidos -una vez más- contra los funcionarios: congelación de salarios. ¿Qué significa eso? Pues que nos bajan el sueldo otra vez, porque los precios subirán y nuestro salario no.

Pero no era eso de lo que quería hablar, y menos en una fecha como esta.

Yo sigo teniendo fe en internet. Sigo estando convencido, como el primer día, de que es un invento maravilloso, que ni siquiera llegué entonces a imaginar. Pero cuando lo vi por primera vez, supe que para la educación iba a ser determinante, iba a establecer, en materia educativa, el antes y el después. Supe enseguida, y trabajando en una empresa privada, que debía ser gratuito, como terminó siendo.

Ya en algún momento de este blog he propuesto que se deberían adoptar las siglas a.i. (antes de internet), con la misma naturalidad que a.m. o a.C. Desde luego, para alguien como yo, la vida cambió completamente. Yo andaba en eso de los ordenadores desde hacía años, y trabajábamos en Anaya en un entorno de red de área local (una intranet antes de que existiera internet, para entendernos) con un montón de macs conectados. Es decir, ya conocíamos algunas herramientas, como el correo electrónico (y lo de con copia a...), pero lo de internet fue otra cosa. Era otra cosa. No sólo era gratis.

Era que, por primera vez, tú podías ser la tele, el locutor de radio, el periodista, el cineasta, el fotógrafo, el científico, el payaso, el pintor, el maestro de escuela, el escritor.

Aquí está el escenario. Lo único que hace falta es ser el mejor. O al menos intentarlo.

Muchas gracias a quien, con absoluta maestría, dedicó su tiempo a grabar, editar, y compartir con el mundo este video. Porque para eso es internet: para descubrir, para participar, para compartir.




¡Feliz 2012!

22 de diciembre de 2011

¿Te gusta tu curro?

Han cantando bien. Increíble, pero cierto. No han desafinado tanto, ni mucho menos, como todos los días anteriores en clase. El miedo escénico (expresión mítica del Gran Valdano) no ha podido con ellos; más aún, ha servido de acicate.

Uno de ellos, al terminar, caminando conmigo de vuelta al cole (y en busca de la hamburguesa):

- Profe, ¿a que me ha salido hoy mucho mejor?
- Mucho mejor. No sé cómo lo has hecho, pero es verdad.
- Profe, porque ayer me fui en el coche cantándolo sin parar hasta que llegamos a casa, y esta mañana otra vez hasta que hemos llegado al cole.

Así que, oficialmente, ya estoy de vacaciones. Y, no me apetece ahora revisar este blog, pero seguro que por estas fechas, cuando me acuerdo de mi sueldo en Eresmas, Ecuality o Anaya, me da por escribir sobre este tema todos los años -y ya llevo varios años aquí-, sobre lo de ser maestro. Mola estar de vacaciones.

Ayer, mientras iba al cole, escuché en la radio a mi maestro Joan Manuel Serrat dedicar su premio Ojo Crítico a la escuela pública. Y hoy Emilio Lledó, en una agradabilísima charla con mi otro maestro Iñaki Gabilondo (en el Canal Plus, que me cuesta una pasta) ha dicho que hay esperanza para el ser humano mientras la gente que enseña a los demás, además de enseñarlos, los quiera.

Desde que volví de mi larguísima excedencia (cuando dejé de ser maestro no existían aún los ordenadores, ni las comunidades autónomas...), ya va para cinco años, he conocido a más gente como yo, gente a los que nos gusta ser maestro. Algunos de ellos, los interinos. Los que no aprueban las oposiciones, pero te dan clases de cómo se curra, porque llevan un montón de años ya de interinos, y demostrando que el SISTEMA DE LAS OPOSICIONES NO FUNCIONA. De vez en cuando, en el patio, y cuando no nos oyen los alumnos, maldecimos nuestra situación, la hipoteca, la gasolina, etc., pero nos gusta ser maestros. Y, aunque parezca raro, no es por las vacaciones. Si hay algo que nos moleste a los maestros, es que, desde nuestro primer año (en mi caso, allá por los 22), hasta nuestra jubilación (me quedan 16, o más, depende de Rajoy), la gente nos esté constantemente echando en cara nuestras vacaciones. Así que, como no quiero polemizar aquí sobre ese asunto, lo único que pretendo es explicar por qué nos gusta ser maestro. A nosotros, a los que nos gusta ser maestros, nos pasa que:

Nos gusta hablar de nuestros alumnos. Es más, no tenemos otra conversación. Ahora que lo pienso, creo que no sé siquiera de qué equipo es Fernando, con lo que me gusta a mí el fútbol (será colchonero, tiene pinta de perdedor). Nos sentamos, tal día como hoy, al sol en el patio, y vamos disfrutando de nuestro curro, simplemente.

- ¿Has oído lo que se ha pedido Alicia (nombre ficticio) para los Reyes Magos?
- No, ¿qué se ha pedido?
- Espera, verás.

(Fernando llama a Alicia, ella nos mira, sonríe, deja la pala y la arena y se sienta en mi pierna).

- Oye, ¿tú que les vas a pedir a los Reyes Magos?
(me mira, sonríe otra vez y con una pronunciación perfecta para su edad, contesta)

- Yo, lacasitos y croquetas.
- ¡Lacasitos y croquetas! ¿Y las croquetas de qué?
- De pescado.

__________________________________

Dos cosas más: un agradecimiento y una confidencia. Bunbury y yo tenemos el mismo ingeniero de sonido en los directos. Ahí es nada.

20 de diciembre de 2011

Cantar

Tengo problemas con lo de la Marimorena. No hay un solo niño que no desafine. Ni uno. Sólo lo hacía bien una de las niñas, y ahora también desafina ella (supongo que por contagio). Y no sé qué hacer, reconozco que no tengo estrategias ni metodología para conseguir que canten razonablemente bien algo tan conocido, tan interiorizado como lo de la Marimorena. ¿O acaso soy yo el que está en las nubes, y resulta que hace ya varias generaciones de hogares donde ya no se cantan villancicos?
Yo sé cantar. He cantado siempre, desde que era muy pequeño. Cantaba en la capilla del colegio, el fantástico blues de "Perdona a tu pueblo, Señor", y en primavera el éxito mundial de "Venid y vamos todos." También me aprendí estrofas de "La vida sigue igual", de "Corazón contento", de "Eres tú", de "Asturias si yo pudieraaaaa", "Las cuatro y diez", "Metro del lunes", "La mala reputación", "Un burdo rumor"... Toda la vida me la he pasado cantando y aprendiendo canciones de memoria. Recuerdo letras de Aute que ahora mismo no recordaría ni él. Y todo gracias a la música (por eso mis alumnos conocen la canción de "Clodomiro el Ñajo"). Pero, además de repetir hasta el infinito cada verso, de usar la flauta dulce, de ponerles más versiones... soy incapaz de enseñarles a cantar. Y me molesta mucho reconocerlo, porque es algo así como si un fontanero reconociera no saber roscar una tuerca. Se supone que los maestros sabemos -o deberíamos saber- enseñar a cantar y a bailar. Curiosamente, el villancico en inglés, Happy Christmas, the war is over, lo cantan razonablemente bien; pero porque lo cantan por encima de la voz de John Lennon; y claro, cantar a capella es otra cosa.

"Cantemos como quien respira", decía mi antiguo profesor en Magisterio. Y cuánta razón tenía.

12 de diciembre de 2011

Un villancico

Me alegro de haber vuelto a clase. Y me alegro mucho más del recibimiento, tanto  por parte de los padres que estaban en la fila (terminología propia) esta mañana, como por los que se han acercado después a saludarme.

Pero me alegro principalmente por vosotros, que sois los que no leéis. Ni a mí, ni a Julio Verne. Ni a Roald Dhal. Pero me han molado un montón los besos y los abrazos de esta mañana. Por cierto, los chicos también nos damos besos en la cara. Los besos en la cara son unisex, como las peluquerías. Pero los abrazos han sido lo mejor (no digo que los besos no me molen). Pero cuando uno recibe un abrazo, como el que me ha dado algún pequeño hoy, uno nota enseguida, por el tipo de abrazo, que se ha alegrado mucho de verme. O eso, o que se alegra de verme-porque-ya-no-va-a-volver-a-ver-a-mi-sustituta (a la que le agradezco, desde aquí, toda su dedicación). Pero esto último es demasiado complicado, y muy poco probable. Además, con un abrazo así lo notas. Notas que, simplemente, se ha llevado una alegría al verte allí.
Y, como es pequeño, sólo ha podido decir, al mismo tiempo que sonreía:

- Tú ayer no viniste. ¿Estabas malito?

Y tú sabes, porque empiezas a entender su lenguaje, al que llamamos, internamente, el infanticilio, que "ayer", quiere decir "ayer, antes de ayer, y un montón de días antes de ayer" (para los matemáticos, n días antes de ahora).

Claro que vamos a tener un Festival de Navidad. Por supuesto que vamos a tenerlo. ¿Os habías imaginado una navidad sin Festival de Navidad? De eso nada.

Así que ya lo sabéis. En Inglés, los mayores, la que hemos copiado esta tarde. La que escribió John Lennon porque se había acabado la guerra. Y sí, es un villancico. Y los medianos, la de Jingle Bells que habéis copiado.

Y en español... en español se me ha ocurrido que, como los mayores sois diez, cada uno de vosotros vais a aprenderos DE MEMORIA, una estrofa de este viejo villancico español:

(cántese, en voz alta, con la musiquita de la Marimorena, sí, la de "a tu puerta hemos llegado setecientos en pandilla...")


Los alumnos de esta escuela,
sus maestros y maestras,
sus padres y sus abuelas
¡os desean buenas fiestas!
•••
En el cole publicamos
las noticias más jugosas,
para estar bien informado,
lea El Correo de Rozas.
•••
Un gran premio nos han dado
por ser buenos periodistas,
aunque aún no hemos cobrado
ni siquiera una entrevista.
•••
Con la pasta de este premio
vamos a hacer muchas cosas,
un columpio, unos balones
y obras misericordiosas.
•••
Ángel ha estado malito,
Fernando de oposiciones,
Carlos en cortocircuito
¡que lleguen las vacaciones!
•••
Se acaban ahora las clases
empiezan las vacaciones,
en inglés, algunas frases,
¡y deberes a montones!
•••
Y tenemos intención,
de irnos todos de viaje,
montar alguna excursión
¡no importa el kilometraje!
•••
Este cole es de primera,
nos lo ha dicho el ministerio
y su director, de Usera;
¡aquí no hay ningún misterio!
•••

Y a comer una hamburguesa,
gracias al ayuntamiento,
con tomate y mayonesa
que la Mari ya está haciendo.
•••
Los alumnos de esta escuela,
sus maestros y maestras,
sus padres y sus abuelas
¡os desean buenas fiestas!

7 de diciembre de 2011

Radio Macuto

Dícese de la capacidad innata del ser humano para divulgar noticias, perdón, para interpretar noticias y luego divulgarlas.

Estoy mejor de salud, muchas gracias a todos. Espero poder reincorporarme en breve.

Estamos muy contentos con el premio. A pesar de que la divulgación en los medios ha sido un desastre -quiero decir, nula-, nos sentimos -al menos mi mujer y yo, pero sé que hay alguien más- muy orgullosos de haber contribuido.

"No sé de qué te quejas, si buscas un icono del premio crearte en el google, sale tu avatar"- me dice.

(Y es verdad, aunque supongo que por poco tiempo).

Y, como acabo de leer en mi smartphone (mi SDM no me permite un IPhone) el último mail que me envían los del Premio Internacional Educared, he decidido que me van a oír. O a leer, mejor dicho.

1 - Los premios que el Premio Internacional Educared, uno de los miles de quioscos que tiene Telefónica (perdón Movistar) montados, eran una vergüenza. Ya lo comenté aquí en su día. Un ordenador patata, una videoconsola cutre, etc.

2 - El Premio Nacional Crearte 2011 está dotado con 24.000 € (quien los pillara para uno). Lo pone en el BOE.

1 - El premio Internacional Educared tiene una web exclusiva, con un montón de información, de pestañas, de enlaces, y de todo el rollo que se tiran ellos, los de la fundación Educared (que no me extrañaría que fueran conocidos como fundición educared).

2 - El premio Nacional Crearte no tiene web. Es más, el icono del premio soy yo, pocoyizado, pero yo.

1 - El premio internacional Educared te dice que eres finalista, que pongas un banner suyo, que ya verás como ganas. Y luego no ganas. Que luego te invitan al Congreso Internacional e Intermundial de Maestros Galácticos (en Madrid, no en Cancún, claro).

2 - En el premio Nacional Crearte te llama alguien un día, y te dice que has ganado el premio. Y tu vas y piensas, porque eres un iluso, que lo mismo te lo entrega el mismísimo Gabilondo, en un acto público donde tu anciana madre puede asistir al acto público. Pero no. No hay actos públicos. "Estamos como para actos", que dirán ahora.

1 - El Premio Internacional Educared me acaba de escribir animándome a que grabe, nombre, etiquete y envíe un video de mis alumnos felicitando la navidad al mundo. Un video, donde se vean bien sus caritas y se escuchen sus angelicales vocecillas. Y gratis, claro. "Para adornar nuestro árbol y llenarlo de felicitaciones", dicen.

2 - En el despacho de la plaza del Rey (al lado de mi calle preferida, Barquillo), hay un par de funcionarios que saben algo del premio (fue allí donde tuve que entregar la documentación oficial). Me dio vergüenza preguntar si se iba a organizar algo. Si alguien iba a dar la mano a alguien públicamente. Pero lo pregunté.
- Creo que os mandamos una placa, pero no me digas cuándo.

Esa es la diferencia entre 24.000 eurazos para cada cole público premiado y una empresa privada que "va de fundación para el mundo educativo".

¿Cuánto se está gastando Educared? ¿Y cuánto está ganando Telefónica?