4 de febrero de 2017

El No Premio Nacional de Educación

Algunas (pocas) personas saben que éramos finalistas en el Premio Nacional de Educación. Ayer lo vi en la web: no nos lo han dado. Al menos dejaré de recargar compulsivamente la página del Ministerio, como he estado haciendo hasta ahora, desde que antes de las navidades se me notificara  que éramos finalistas. En lugar de decir aquí, públicamente, que no volveré a creer en la honestidad de un jurado a menos que el premio sea para mí, se me ha ocurrido contar lo que pensábamos hacer con el premio, porque lo habíamos hablado en un claustro. Volveríamos al Zoo. Lo mismo que hicimos con el Premio Crearte.

Aquella vez, en el 2011, una mañana nos montamos en al autocar hacia el Zoo de Madrid. Todo el cole; los pequeños, los medianos y los mayores. Los pequeños volverían al cole por la tarde, pero los medianos y los mayores no. Nosotros llevábamos sacos de dormir, porque íbamos a dormir bajo los tiburones.

Al caer la tarde, en un magnífico día de primavera, se escuchó un mensaje por megafonía pidiendo a todos los visitantes que se dirigieran a las puertas de salida.; el zoo cerraba hasta el día siguiente. Pero nosotros no éramos unos visitantes cualquiera, y en vez de salir, seguimos paseando y ayudamos a dar de comer a los lémures.

Por la noche, cenando en el restaurante, Álex, un boliviano estupendo que teníamos, se acercó a la mesa de los profes y nos dijo: "Profes, estoy tan emocionado que creo que esto no se me va a olvidar en mi vida".