20 de septiembre de 2012

Remiendos de canciones

Esta mañana me preguntábais en clase si había escrito en mi blog. Ya os he dicho que no, que no me había dado tiempo. Pero es precisamente de eso de lo quiero hablar, es decir, escribir: del tiempo.

El tiempo atmosférico

Septiembre es un mes maravilloso. No hay turistas en el pantano (y, por tanto, no hay graves accidentes), y casi no pasan coches por la carretera. Estoy sentado en la terraza de casa, escribiendo con el IPad; la temperatura es perfecta, y la luz también. Son las 19:45 pm, y la tarde comienza su lento final. Esperad, hago ahora mismo una foto (con el Ipad) y cuando termine esta entrada os la pongo. Ya me quedan pocos días para comer en casa, pronto volveré a la fiambrera (al menos a mí no me cobran por llevarla), por eso

El tiempo no atmosférico

... es muy importante que aprendáis a disfrutar de vuestro tiempo. Sí, ya sé que eso no tiene sentido. Cuando me lo decían a mí a vuestra edad, también me sonaba a chino. "¿Que quiere decir eso? ¿Cómo se hace? ¿Como voy a disfrutar de mi tiempo, si tengo mogollón de deberes? Disfrutaré de mi tiempo, cuando tenga tiempo. Ahora no tengo tiempo de disfrutar de mi tiempo."

Y es que eso no lo sé explicar. Que os lo expliquen vuestros padres (si es que pueden).

De manera que la historia esta que voy a contar, no es para vosotros (aunque podéis leerla, claro). Es para las personas de mi misma generación, de mi tiempo. Les escribo a ellos porque, como son de mi tiempo, me entienden bien, y no es necesario que me ponga a explicarlo en la pizarra (digital y analógica, que en mi cole tenemos las dos).

Esta mañana, como no soporto las noticias, le he dicho a Aleatorio que pusiera música. No lo podía soportar, hablaban de que algún político había criticado a Santiago Carrillo. Un señor que murió ayer. Y Aleatorio, que algunas veces me da hasta miedo de lo bien que me conoce, me ha puesto una canción en inglés, de Bob Marley. Redemption song. Una auténtica maravilla de canción. Un poema.

Ah, qué tiempos. Volvía a casa, por Marcelo Usera, cuando vi un montón de coches, tocando el claxon, con banderas por fuera de las ventanillas. Paraban, se bajaban de los coches, daban abrazos a los desconocidos y volvían a subir a sus coches. No era el fútbol, aquella fue la primera vez en mi vida que era testigo de una alegría colectiva, más allá de algún acontecimiento deportivo. Por alguna razón que aún no logro explicar, llegué a casa y no se lo conté a mi madre, de manera que tardé mucho tiempo en saber por qué aquella gente estaba aquel día tan contenta: aquel día se legalizó el Partido Comunista.

Como cuando llegaron a mi altura, yo también choqué la mano, y también saludé como lo hacían ellos, siempre pensé que ya me había afiliado. Tendría diez años, la edad de mis alumnos. Qué tiempos.

None but ourselves can free our minds.

Have no fear for atomic energy,

'Cause none of them can stop the time.

How long shall they kill our prophets,

While we stand aside and look? Ooh!

Some say it's just a part of it:

We've got to fullfil the book.

Won't you help to sing

This songs of freedom-

'Cause all I ever have:

Redemption songs;

Redemption songs;

Redemption songs.

 

13 de septiembre de 2012

Mi verano

Como director del mejor periódico del mundo –me mola un montón este cargo, pero porque me he nombrado yo–, he intentado evitar que los temas "Mi verano" se repitieran. Nos debemos a nuestro público, y si queremos tener más lectores –yo sí, porque por eso soy el director–, no podemos aburrirlos con lo que se ha hecho este verano (a no ser que te hayas ido con tu chico a Thailandia y Birmania). Además, y ahora os lo digo como periodista de internet, escribir sobre lo que ha pasado durante dos meses es muy difícil. Al final acabas contando sólo lo que hiciste el primer de día de vacaciones... y el último. Y no se te ocurre escribir de casi nada. El truco está es no intentar contarlo todo, concentrarse sólo en una cosa, aunque quizá no haya sido la mejor, ni la más importante.


Morgana, Lucera y La Goldwing, en ese orden, por una carretera entre árboles muy frondosos (entre frondosos árboles, vaya) a la derecha y a la izquierda. En pleno mes de agosto, veo un río a la derecha. Un río con agua. Con un montón de agua. Vamos despacio, La Goldwing, a puntita de gas.

La Goldwing:
— Mira, un río. Pedazo de río.

Yo:
— A ver, espera un poco que crucemos ese puente. Seguro que ahí pone el nombre. El Porma. Que maravilla. Te digo una cosa, yo veo a Lucera y a Óscar cada vez mejor, de verdad. Los veo que se miran y eso. Cuando paramos y cuando arrancamos.

La Goldwing:
— Buá, ¿y ahora te das cuenta? ¡Pero si se tiran media hora para aparcar! Cada vez que paramos... ¿tú te has dado cuenta? Ahora te pongo aquí, pero no, mejor aquí. Que te pongo la pata de cabra, que no, que mejor no, que mejor el caballete. ¡No ha sacado la bayeta porque estábais Alberto y tú!

Yo:
— Tú te llevas bien con ella, está claro que sois Honda.

La Goldwing:
— No empieces con eso. Yo no voy de "Triumph por la vida", más preocupada de cómo sueno de ver cómo ando. Yo soy una Goldwing. No necesito decir nada más. Si Lucera es el IPhone de las motos, estás subido en el Mac.

Yo:
— Tienes razón. Ah, espera que voy a apoyar los riñones.. ah... ya. Bueno en fin, lo de Morgana y Alberto... eso está ya clarísimo. Ya, ni lo disimulan. Si hubiera un MOTOCICLISMO con sección de corazón, ellos habrían salido en portada.

La Goldwing:
— Bueno, lo que me contaste del traje blanco ese, como el de Richard Gere, que viste en su armario es alucinante. Oficial y Caballero en León. No te digo nada.

Yo:
— He llegado a pensar que eligió a Morgana por esa peli. No es ninguna barbaridad. Somos lo que vemos. Yo sigo hablando del reverso tenebroso en clase (es mi discurso de apertura. Un discurso para el curso).

La Golwing:
— Empieza el Puerto de Pajares. ¿Por qué no pones un poco de música? Hace un día increíble. Temperatura perfecta. Asfalto perfecto, cero baches.

Yo:
— Buena idea. Para eso llevas un Ipod. Mi Ipod. Mi música. Aleatorio, dale.

(y aleatorio pincha...

Tu madre no lo dice, pero mira mal,
quien el chico tan raro
con el que vas.
Cuando yo estoy delante,
me trata muy normal,
y a solas te imagina un novio más formal.
Cualquier noche, los gatos
de tu callejón,
maullarán a gritos esta canción....)

La Goldwing:
— Porque yoooo, tengo una bandaaaaa de Rock and Roll. ¡Dale Lucera! ¡Enséñale a esa inglesa cómo se sube Pajares!




12 de septiembre de 2012

A ver quien es el primero que lo cuela

Este blog, que no tiene muchos lectores pero sí muchos años (al archivo del blog me remito), nunca ha pretendido llamar la atención sobre la actualidad, sino más bien ser uno más de esos blogs que escriben los maestros –me consta que ya somos muchos–, sobre su propio trabajo. Es ese tipo de blog donde se evita polemizar, no tanto por el miedo a hacerlo, sino por la sensación de que resulta inútil. Podría comentar lo del tupper, la ausencia de becas de libros de texto, o mil cosas más. En el fondo, y hablando de mi caso particular, no quiero comentar todas esas cuestiones aquí porque, de vez en cuando, mis alumnos leen esto, y ellos son los únicos que no tienen culpa de nada.

Así que, siguiendo la vieja máxima del maestro –quizá la única que de verdad funciona–, voy a predicar con el ejemplo. En mi clase, la clase de los mayores, vamos a empezar escribiendo nuestro primer artículo. Antes incluso que la primera lección de Lengua. Tanto los antiguos medianos (que se han convertido en mayores) como los mayores (que ya están en 6º, último año como periodistas) ya están preparando su primer artículo del año. Haremos el número 16, desde que empezó. En números romanos –ya os lo enseñará Fernando, aunque deberíais saberlo–, se pone así: XVI. Dieciséis números del mejor periódico del mundo, quién lo diría. Hay ya artículos vuestros donde podemos ver cómo crecéis tan solo viendo la foto que aparece cada año.

Como sabéis, hoy he tenido que ir a Leganés, a una reunión con los jefes. Espero que os hayáis portado bien en mi ausencia: mañana me enteraré. Después de comer he ido a un centro comercial que tiene una tienda de Apple. Tenía sólo diez minutos, lo justo para entrar en la tienda, abrir un navegador en uno de los Macs grandes que tienen, y dejar nuestro periódico a toda pantalla. Lo hago siempre. Un día soñé que estaba en el despacho de la Casa Blanca, con el presidente de Estados Unidos, y le decía:

— Señor Obama, ¿ha visto esto? Es un periódico en internet que tienen los niños de un pueblo de Madrid, en España.

Luego he salido y he preguntado en la tienda Adidas que cuánto valía el balón de la Champions. Diecinueve eurazos. Lo he comprado, así que por favor tened cuidado con  él. A ver quien es el primero que lo cuela.

¡Buen curso a todos!