29 de enero de 2007

El ministro peruano

Como Telefónica de España no sabía qué hacer con nuestro proyecto de La Aventura Educativa, pero les sobraba la pasta -ahora les sobra más-, decidieron por aquel entonces enviarnos a Perú, para presentar allí el proyecto. Se trataba de hacer una demo de verdad conectándonos en directo desde allí al servicio para niños que habíamos creado. En muchas aldeas aún no llegaba la línea telefónica, pero en Lima los afortunados peruanos que trabajaban en la compañía española habían oído hablar de internet, aunque no sabían muy bien para que servía.

Antes de la gran demo a un grupo de diplomáticos, ministros, alcaldes y maestros, tuve una entrevista personal con el que entonces era Ministro de Educación. Le expliqué brevemente en qué consistía el proyecto, insistiendo en la capacidad que tenía para promover el intercambio cultural entre niños y docentes hispanohablantes.

Lo siento, pero no recuerdo su nombre. Siempre he sido muy malo en eso.

Después de escucharme atentamente -era la primera y única vez que he hablado con un ministro-, sacó de un cajón de su mesa una pequeña casita hecha de maderitas y cartulina. Como los trabajos manuales que llevan los niños al colegio.

Y entonces me contó su proyecto. Y me di cuenta que era una mezcla de proyecto y sueño idealista.

En las aldeas más inaccesibles de la selva del norte del país, allí donde no podían llegar ni siquiera los libros para las escuelas, se instalarían construcciones así, alimentadas por placas solares, y con conexión a internet por satélite (estamos hablando, para que os hagáis una idea de la mezcla realidad-ciencia ficción, del año 1.999).

Señalando con el dedo hacia arriba, me dijo: "No podemos llevarles libros, pero los libros están todos allí arriba."

No sé si lo consiguió, y ya digo que no recuerdo su nombre, y le pido disculpas. Pero lo que no se me olvidará en mi vida son sus ojos. Me lo contó lleno de entusiasmo.

23 de enero de 2007

Gratis total

Hoy he leído que se cumplen 10 años desde que empezaron a irse a la mierda las primeras grandes iniciativas de empresas de internet. No quiero hacer la cuenta, pero me parece increíble que haya pasado tanto tiempo.

Dirigía una maravillosa iniciativa de internet para niños, que llamamos La Aventura Educativa. (ya me gustaría poner aquí la dirección, pero si váis a www.aventuraeducativa.com no os encontraréis nada, dejó de existir). Formábamos un equipo de gente apasionada por dar a conocer -y principalmente aprovechar- las posibilidades de internet como plataforma de comunicación entre niños y niñas de todos los lugares del mundo.

Llegaron las primeras reuniones con los grandes elefantes blancos de Telefónica (la última compañía española en enterarse de que internet existía), y empezaron los grandes especialistas del Excel a hacer magníficas cuentas de resultados. Ganaríamos nosécuántos millardos al año. La cuota de conexión a internet -que pretendían cobrar-, la cuota de conexión al servicio -una vez más, sólo los niños ricos podrían usarlo-, la cuota de consumo de línea... vamos, un chollo.

En una de las últimas reuniones con todos estos ejecutivos dije que debería ser gratis. Y, claro, fue la última reunión a la que asistí. Empezaron a crear empresas (Infoeduca), a hacer más hojas Excel, a tener más reuniones donde se masturbaban en grupo viendo las cifras futuras de crecimiento del negocio.

Hasta que todo se fue a la mierda. ¿Y han pasado ya 10 años? Y ahora, ¿quién se acuerda de eso? ¿A que no hay nadie aquí que se acuerde? Joder, ¡si ni siquiera existía el Explorer!

22 de enero de 2007

Antes de Windows

Antes de Windows estaban los Macs. El MacWrite para escribir, El MacPaint para dibujar, el Mac Draw para diseñar...

Antes de Windows yo era mucho más joven, quiero decir, mucho más joven. Me había leído "De Pepsi a Apple", de John Sculley, y yo también quería cambiar el mundo. Yo también soñaba en trabajar en Apple, una compañía de apasionados.

Antes de Windows trabajaba enseñando a los demás a manejar ordenadores, ordenadores Mac. Y la gente pasó de hacer galeradas, con las máquinas enceradoras, a maquetar en Quark (primero en Page Maker, el "masturbeitor"). Y los periódicos, las editoriales y las imprentas arrinconaron poco a poco los cuartos oscuros, las cámaras, los laboratorios de revelado...

Y entonces hicimos el primer programa en CD-ROM para niños. Pero los comerciales nos pidieron que funcionara en esos otros ordenadores que tenían algunos, esos de IBM.

No recuerdo el día, pero en algún momento decidí cambiar mi Mac por un PC. No os hacéis una idea de cómo la cagué.

18 de enero de 2007

La filosofía Napster

La primera vez que vi cómo funcionaba me impresionó. Seguía siendo protocolo internet, pero por encima de las consideraciones técnicas, en aquel sistema "peer to peer" había algo más. Era todo un nuevo planteamiento filosófico. Si una de las principales bases del crecimiento hasta entonces de internet era la idea de compartir, aquel sistema lo planteaba de forma definitiva. Y recuerdo cómo por entonces -Ecuality ya se iba a la mierda, y todos lo sabíamos-, las reacciones de la gente que lo veía por primera vez eran bien distintas.

La ventana principal del programa se dividía en dos (luego, después de Naspter, vivieron muchos más), una parte mostraba lo que estabas copiando y otra lo que te estaban copiando.
Por primera vez en internet, aquellos apasionados de cierto tipo de música podían encontrar fácilmente lo que buscaban, y compartirlo con otros usuarios desconocidos, pero unidos por el mismo interés. Pero digo que las reacciones eran distintas porque recuerdo gente que, al poco tiempo de disfrutar del programa -y de un ancho de banda quetecagas que teníamos-, cerraba su ventana cuando veía que algún usuario copiaba alguna de las canciones que tenía (y que él a su vez había copiado).

Otros intentamos valorar lo que iba a suponer esa forma de funcionar, tanto en el ámbito empresarial como, y eso es lo que a mí más me interesa, en el filosófico. En el comercial, preguntadle a Steve Jobs, y el IPod. En el filosófico, Napster creó una herramienta que es en sí misma internet en estado puro. Una herramienta para compartir, y disfrutar haciéndolo.

15 de enero de 2007

¿Para qué escribimos?

Me refiero a los que tenemos un diario en internet. Como no lo tengo claro, quizá sea mejor empezar por saber para qué no escribimos.

  1. No escribimos para ganar pasta, aunque a todos nos gustaría que nos pagaran por escribir (El fulano de la Miss intelijente lo consiguió, ¿por qué no yo?)
  2. No escribimos porque nos lo mandan, lo hacemos porque queremos.
  3. No escribimos porque tenemos un gran número de lectores que esperan ansiosos nuestra columna diaria (aunque nos encantaría)
  4. No escribimos porque nos consideramos escritores, sabemos todos -incluido el zurdo- que no llegamos a ese nivel, ni lo pretendemos.

Esta mañana mi hija me ha enviado un artículo (usando evidentemente este sistema genial de escribir "Mira esto... y luego la dirección del sitio), y ha resultado ser una entrevista con Javier Marías. Él dice que "quizás escribo porque escribir es una forma de pensar que no tiene rival, una forma muy activa de pensar".

Es mu listo este tío. Por eso tiene tantos lectores, y tanto reconocimiento en todo el mundo. Yo no, yo sé que quizá nadie lea esto -o muy pocas personas cercanas-, pero mis motivos son los mismos.

Ahora bien, ¿y lo que mola que alguien te haga una entrada diciendo que le ha gustado?

9 de enero de 2007

Los libros permanecen, los bits desaparecen

Hace tiempo que quiero escribir sobre lo que ha desaparecido, por culpa del soporte en el que se creó. Nadie, excepto las personas que colaboraron, de una u otra manera, se pueden hacer una mínima idea de la cantidad de contenido multimedia creado, redactado, corregido, editado y programado que dejó de existir. No es que no esté on-line, sino que no está. Que ya no existe.

Eso en lo que respecta al material publicado en internet, pero, además, existen otros muchos trabajos publicados en soportes físicos -CD-ROM, principalmente- cuyo contenido nunca veremos, ni escucharemos, ni leeremos, simplemente porque dejó de funcionar en alguna de las versiones del maldito Windows.

Es algo sobre lo que me gustaría reflexionar algún día con más profundidad. Si no somos capaces de almacenar y reproducir lo que creamos, ¿tiene sentido esta evolución tecnológica? ¿Alguien puede garantizarnos que lo que escribimos podremos leerlo bajo Windows 2.100? No. Pero sí parece más claro que esto del papel -o, algún día, material sintético que lo sustituya-, es un sistema más perdurable. Al fin y al cabo, el que crea algo, por insignificante que parezca, producirá emociones pasados algunos años.

Los bits no. Los bits no producen emociones, porque desaparecen por culpa de la supuesta evolución de la tecnología. Aquella película de papá, en la nieve, con la cámara de Superocho comprada en Decomisos, dejó de funcionar. Y nunca se pasó a Beta. Y tampoco a VHS. Y tampoco a DVD. Una gran oportunidad de enseñar a los niños lo que era la nieve. Porque entonces caía del cielo, no de los cañones artifciales.

5 de enero de 2007

El título del blog

Cuando era pequeño, en el pueblecito donde veraneábamos (veranear, qué bonita expresión, única en su género, y distinta a otoñear, inviernear o primaverear), se usaba un sistema muy eficaz para la venta ambulante, que era a grito pelao. Y uno de los que más gritaba era un pescador que vendía peces -mújoles, una especie en extinción, como el resto de las especies- típica de la región de Cartagena. Digo Cartagena, y no Murcia, porque mi familia es de Cartagena, no de Murcia.

Los pescadores del Mar Menor, que desaparecieron hace muchos años, utilizaban un sistema para pescar un tanto curioso. En las entradas del Mediterráneo al Mar Menor construían una especie de dique clavando cañas en el suelo, para que los peces quedaran atrapados. Eran los mújoles de la encañizá.

Como no tengo intención de comprar ningún dominio, tuve que elegir un título para el blog para que el gran hermano, el algoritmo de búsqueda del dios guguel, pudiera encontrarme. Y, mira tú por dónde, si has llegado a leer esto quizá ha sido así. Hasta ahora, aparezco en primer lugar si escribes el título.

4 de enero de 2007

Los auriculares de mi madre

Como está muy sorda, le compré unos auriculares inalámbricos para ver -y oír- la tele. Los compré más que nada para que cuando voy a su casa, y se oye su televisión antes de llegar al portal, si me cruzo con algún vecino no tenga que esconderme. Y está encantada. Dice que es el mejor regalo que le han hecho en muchos años. Ahora puede ver la tele en su habitación, y a cualquier hora del día o de la noche -las personas mayores cada vez duermen menos- sin molestar a nadie.

Pero el otro día pasó algo. Y tiene que ver con la tecnología, por eso lo comento aquí. Llegué a su casa, y una vez más la tele se oía desde fuera del portal. Esta vez el volumen era acojonante. Eran más de las 11 de la noche. Estaba viendo la tele en su cama, con los auriculares puestos.

- MAMÁ, ¿QUÉ HACES??
- EH??
- ¡LA TELE! SE ESTÁ OYENDO!! (ella sabe que cuando enchufa los auriculares sólo se oye por ahí)
- ¿SE OYE LA TELE?
- ¡CLARO QUE SE OYE, SE OYE EN TODO EL BARRIO!

El cable de los auriculares estaba aparentemente en su posición, pero alguien lo había sacado un poco, justo para poder oír la tele sin auriculares. Y ella, con ellos puestos -son de esos grandes, que te tapan toda la oreja-, había subido el volumen para poder escuchar la tele, pensando que sólo ella lo estaba oyendo. Lo tenía a tope.

Es, como dirá algún arturo, bostonconsultiano, o similar, "claramente un problema de usabilidad"

Eso se lo dejo a los técnicos

Traducción: "No tengo ni puta idea de lo que pasa, pero como soy muy importante, y estoy por encima del bien y del mal, nadie se va a sorprender de que no sepa nada de nada. Ya vendrá alguien que sí sabe, y que está a mi cargo -por tanto, ganando mucho menos pasta que yo-, a arreglarlo, o al menos a decir por qué no funciona."

3 de enero de 2007

Simplemente no está, no existe

- Hola, perdona que te llame tan tarde, pero es que no sé qué ha pasado, pero se me ha ido todo.
- ¿Cómo? ¿Que se te ha ido todo? ¿Todo de qué?
- Del ordenador. Estaba escribiendo en el uord, y se ha ido todo. Me ha salido no se qué de "aceptar" y le he dicho que sí, que palante. ¿Y ahora, dónde está lo que llevo escribiendo una hora?

Es muy difícil explicarlo. Todo ese trabajo. Todos esos trabajos. Todas esas horas, que sumadas entre todos, suman meses, incluso años. No están. Ese texto que escribiste, no está. Quizá sea mejor decirte, para que lo entiendas, que nunca lo escribiste. Que fue fruto de tu imaginación.
Pero "dale a guardar" de vez en cuando. Para que exista.

2 de enero de 2007

Escribir en la pizarra

El sábado pasado estuve charlando con una pareja que aún no tiene ordenador en casa. Son más jóvenes que yo, pero ni él ni ella han mostrado ningún interés por la cosa de la informática, o la cosa de los ordenadores, o la cosa de la internet.

Y hablando de todo esto, él me preguntó que para qué servían los blogs. Estábamos en un bar, con mucho ruido, y no era momento ni lugar para contar una batatilla del abuelo cebolleta. Así que le dije que un blog era como escribir en la pizarra. Le pregunté si recordaba aquella sensación de escribir en la pizarra, cuando el profesor no estaba. Le pregunté si lo había hecho alguna vez. Y me dijo que no. Me dijo que nunca había tenido interés alguno por escribir en la pizarra.