3 de octubre de 2015

Pura admiración

Yo lo conocí. Personalmente, quiero decir. No lo supo nunca, pero voté detrás de él para elegir a los miembros representantes de aquella recién creada asociación cultural: Asociación para la Música Popular.  Recuerdo que la reunión fue en un modesto piso en la zona de Lavapiés. En la cola para votar estaban las Vainica, Luis Pastor, Pablo Guerrero… Fue hace muchos años, en los tiempos en los que estudiaba Magisterio.

Un día, muchos años después de aquello, fui al Galileo a verle. En un momento de la actuación, la gente comenzó a pedirle canciones, y yo también me animé —nunca más lo volveré a hacer— a gritar el título de otra canción, que la gente no mencionaba: El Tío Marcial. Véte tú a saber por qué, se acercó al micrófono y, con aquella sonrisa suya, dijo que le pedíamos canciones que ni siquiera eran suyas.

En una ocasión y hace de esto también muchos años, una pareja de amigos me pidieron que dijera algo en su boda. La verdad es que nunca he vuelto a verme en una situación así, con todos los asistentes esperando que yo dijera algo por el micrófono de aquella iglesia. Y aquí viene la paradoja, recité lo mejor que pude sus versos (aunque los versos son originariamente de su hermano) justo después de "Podéis ir en paz, demos gracias al Señor." Allí, en la iglesia. Posiblemente, una iglesia muy parecida a aquella donde él un día entró, pero no recordaba para qué.

Tenía que decir algo, porque aquellos amigos estaban allí para comenzar a vivir juntos para siempre. Así que dije que sus amigos pensaban que lo mejor había sido eso, tomar la decisión. Y organizarse.

Nos ocupamos del mar
y tenemos dividida la tarea.
Ella cuida de las olas,
yo vigilo la marea.
Es cansado,
por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado,
mis ojos en su costado.

También cuidamos la tierra
y también con el trabajo dividido.
Yo troncos, frutos y flores,
ella riega lo escondido
Es cansado,
por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado,
mis manos en su costado.

Todas las cosas tratamos
cada uno según es nuestro talante.
Yo lo que tiene importancia,
ella todo lo importante.
Es cansado,
por eso al llegar la noche
ella descansa a mi lado
y mi voz en su costado.

Nunca lo supo, pero siempre fue una parte muy importante de mi vida. Y lo seguirá siendo para siempre. Las flores que saldrán por su cabeza, algo darán de aroma.

Me encantaría que el colegio público donde trabajo se llamara CEIP Javier Krahe.