5 de noviembre de 2009

El café del bar

Recuerdo que el año pasado os hablé del bar donde tomaba café antes de entrar al cole. Os decía que el camarero (es decir, el dueño) y yo no hablábamos nunca, más allá del obligado buenos días.

Este año he cambiado de pueblo, y por tanto de bar. Llego muy pronto, y habitualmente abro el mac -lástima que lo de la wifi en los pueblos sea aún una quimera-, miro lo que tengo para hoy y preparo algo de trabajo. Mientras tanto, el señor que me pone el café-cortado-con-leche-del-tiempo mira por la ventana, o escucha las noticias en la tele. El café cuesta un euro (más barato que el del año pasado). Bien servido, sin pedirlo, y en una barra amplia donde generalmente estamos él y yo solos.

Pero es que, además, hoy me ha invitado a otro. Dada mi condición de funcionario público, quizá no debería de decirlo, pero, como estoy seguro que esto no lo va a leer -es un señor mayor, que tiene mucho trabajo y poco tiempo libre-, me ha parecido todo un detalle. Además, no creo que, aunque siga tomando café allí, un día se le ocurra regalarme un traje.

3 de noviembre de 2009

El pensamiento mágico

Lamentablemente, como muchas otras cosas, a medida que crecemos los seres humanos vamos perdiendo algunas capacidades, por la simple razón de que son inexorablemente opuestas a otras que debemos asimilar. Una de estas capacidades que perdemos es el pensamiento mágico; claro que no todo el mundo pierde del todo esta capacidad -la mayoría de las personas que la mantienen se convierten en grandes escritores, como Roald Dahl o Hans Christian Andersen-.

Hacía muchos años -más de veinte- que no volvía a dar clase en Infantil (hace tantos, que la última vez que entré se llamaba Preescolar...). Este año doy clase de Inglés en Infantil (4 y 5 años). Rescatando una vieja técnica, que sigue funcionando muy bien, a los pocos días de empezar el curso les presenté a un nuevo niño de la clase. Se llama Jimmy, y no sabe hablar español... sólo habla en inglés. Cuando me toca dar Inglés en Infantil, y Jimmy no está (duerme en una caja de madera en el despacho de dirección), todos los niños preguntan por él. Entonces voy a buscar a Jimmy y cantamos y jugamos con él.

Pero, el otro día...

Dani:
- Profe, ¿y por qué Jimmy no se cambia nunca de ropa?

19 de octubre de 2009

La jota

Esta tarde, cuando salíamos del cole, los niños insistían en que no me fuera aún, que me quedara para ver "cómo bailaban las jotas"; y me he quedado a verlo. En el local de la tercera edad, unas cuantas señoras mayores, armadas convenientemente de botella de anís (supongo que "del mono"), cuchara, campanillas y castañuelas, cantaban jotas castellanas mientras los niños y niñas aprendían a bailar. Niños españoles, bolivianos, brasileños y rumanos cantando y bailando "arrincónamela, échamela al rincón, si es casada la quiero, si es soltera mejor..."

He estado un ratito, lo suficiente para darme cuenta de que todos estaban bailando, atentos al ritmo, y escuchando a las señoras cantando. Incluso algunas madres también colaboraban mostrando a los niños las posiciones de manos y pies. Y ahora, mientras volvía en la moto a casa, iba pensando en la cantidad de cosas que deben aprender, y en lo fácil que sería si lo pudieran cantar a ritmo de jota.

Allá voy:

Cantando voy a aprender
las reglas de acentuación
son agudas si terminan
como "camión" o "rincón".

Son, sin embargo, llanas,
lavadora, cenicero,
estuche, lápiz, mañana,
servilleta y fontanero.

Luego tenemos, por último,
estómago, lógico, brújula,
teléfono, pétalo, tráfico,
que son palabras esdrújulas.

En fin, que mejor sigo con lo mío...

6 de octubre de 2009

Aleatorio Pinchadiscos

Esta mañana he tenido que ir a un curso a Madrid. Era en mi antiguo barrio, en Carabanchel. Cuando me mudé de allí el metro más cercano estaba... muy lejos. Era un barrio sin metro, como la mayoría de los barrios de aquel Madrid. Como de costumbre, he llegado con mucha antelación, y he tenido tiempo de dar un paseo por allí. Yo vivía al lado de la cárcel... pues ya no está la cárcel. No queda ni un solo ladrillo. Y me he visto a mí mismo diciendo lo que decía mi padre: "todo esto antes era campo..."

El caso es que mi querido Aleatorio del Ipod, que siempre está en todo, ha pinchado "Maneras de vivir", la canción de mi vecino de barrio, Rosendo. Y al tiempo en que pensaba en lo lejos que queda todo esto del pueblo donde vivo y donde trabajo, y pensando en mi oficio, y en los pobres interinos que se desplazan dos horas para llegar al cole, Rosendo cantaba esto:

Voy aprendiendo el oficio,
olvidando el porvenir,
me quejo sólo de vicio,
maneras de vivir.

Voy cruzando el calendario
con igual velocidad,
subrayando en mi diario
muchas páginas.

No sé si estoy en lo cierto,
lo cierto es que estoy aquí.
Otros por menos se han muerto
maneras de vivir.

Descuélgate del estante
y si te quieres venir,
tengo una plaza vacante,
maneras de vivir.

5 de octubre de 2009

Poco a poco

Ya he conseguido que los mayores (4º, 5º y 6º de Educación Primaria) escriban su primer artículo. La ventaja que tengo respecto al año pasado (alguna tenía que tener) es que puedo disponer siempre que quiera del aula de los ordenadores. De hecho, es nuestra aula. Ha venido un nuevo maestro al cole -la Consejería de Educación se ha apiadado de nosotros y nos ha enviado a Fernando-, y ahora el trabajo, aunque sigue siendo inmenso, no es imposible. Como cabía esperar, la mayoría de los nuevos periodistas no sabían dónde estaba la tilde en el teclado (en el móvil escriben sin ellas), no sabían que los caracteres que aparecen en el teclado en la parte superior se obtienen manteniendo pulsada la tecla de mayúsculas, no sabían -pero deberían de saber- cuándo debemos usar mayúsculas...

En fin, espero que poco a poco se vayan animando a escribir, y que su redacción vaya mejorando. De momento, esto es lo que hay. Atención a algún artículo sobre una costumbre poco ortodoxa en las fiestas de Los Quintos, al nacimiento de una niña en el pueblo (parece ser que sin ayuda médica, al menos en el momento del parto), y, en general, al esfuerzo que supone escribir en internet, sin saber aún muy bien qué es eso, y para qué sirve.

Con todos vosotros, un nuevo periódico que también hará historia. El Correo de Rozas de Puerto Real.

21 de septiembre de 2009

Más difícil todavía

Este año he cambiado de pueblo. Ahora soy el maestro del cole de Rozas de Puerto Real , y también el director, el conserje, el jefe de estudios y el secretario (y el TIC, el especialista de Inglés y el que cuida el comedor). El cole de Rozas es un centro unitario, esto es, en el aula están todos los alumnos de todos los cursos de la Educación Primaria. Sí. Todos. Tengo en la misma aula a niños y niñas de 1º, 2º, 3º, 4º, 5º y 6º. Tengo niños que están empezando a leer y niños que este año deben prepararse para su ingreso en la Educación Secundaria (examen de la Comunidad incluido). Algunos de mis amigos ajenos al gremio creían que las aulas unitarias habían desparecido, que eso sólo se veía en las películas antiguas; y que si quedaba alguna debían estar en zonas perdidas de la geografía española (por ejemplo, en Teruel). Pero Rozas de Puerto Real (que nada tiene que ver con Las Rozas) es un pueblo de Madrid. Casi se sale del mapa, pero es Madrid. Un pueblo pequeño, un cole pequeño y un enorme trabajo por delante. Desde la eme con la a hasta los seres autótrofos y heterótrofos; todo junto. Soy el director de mí mismo, y de mi compañero Carlos, que lleva el aula de Infantil: dos aulas, dos profes.

No sé si podré escribir aquí, como he venido haciendo los dos últimos cursos. No creo que tenga tiempo para poder hacerlo; pero voy a seguir con el periódico escolar, que tan buenos resultados me ha dado. Se llamará El Correo de Rozas de Puerto Real, acabo de diseñar con el Illustrator la mancheta. He creado ya el blog, pero aún no hay entradas... primero debo enseñar a todos cómo crear una cuenta de mail, cómo abrir la sesión en blogger, cómo escribir una entrada... Es un cole pequeño, pero tenemos un aula de informática con 10 pc's. Y una impresora A3, y tres paquetes de 500 hojas de papel A3, y toner, y un par de altavoces, y todo para nosotros. No tenemos videoproyector, pero una editorial me ha prometido que va a intentar regalarnos uno. Tampoco hay router inalámbrico para mi mac, pero quizá pueda conseguir uno.

Si a alguno de vosotros se os ocurre cómo echar una mano a la escuela pública, os espero en mi clase.

"Cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros mismos." (Viktor Frankl)

28 de julio de 2009

Verano 2009

Ya me he ido con la moto y con mi chica de vacaciones. Hemos ido a Baiona, Tuy, el Monte de Santa Tecla, Cambados, Combarro, Pontevedra, A Guarda -arroz con bogavante que se me saltaban los ojos de gusto y satisfacción-, Vigo -con los monos de agua puestos, y paseando bajo la lluvia por el casco viejo, parecíamos empleados del ayuntamiento, para nada moteros-, Burgos -mi religión me prohibe pagar 5 euros por entrar a la catedral, pero mi chica, que no es tan burra como yo, salió muy emocionada- y... El Tiemblo. Ya estamos en casa. Y lo mejor de las vacaciones es volver de vacaciones... sabiendo que aún te queda un mes de vacaciones. No pretendo dar envidia, ni mucho menos -faltaría más- dejar ninguna duda de que los maestros necesitamos esas vacaciones. Pero como ya estoy en casa, he pensado que voy a seguir escribiendo. Al menos cuando me apetezca; total, da igual escribir en el Pages (ni se me ocurre abrir la mierda del word) que escribir aquí. Bueno, no da exactamente igual: aquí los de google "le dan a guardar", en cualquier programa para escribir (incluyendo la mierda del word), eres tú quien lo guarda. La diferencia no es nada sutil, como todos podemos comprender. Pero como soy muy vago, pues aquí estoy en la terraza de casa, con El País (que he comprado en el pueblo) abierto y mi mac al lado. Tan sólo tengo que hacer un clic, y podría leer sin salir de casa lo que he tenido que comprar a 8 km de aquí. Pero, ¿qué queréis que os diga? Lo abro, lo toco, lo pliego, lo dejo abierto por una página que me interesa (como hoy, con un fantástico reportaje sobre Pixar y su nueva peli -que aún no he visto-, Up.)


Y, -ahora viene el artículo, todo lo demás era rollo inicial- se me ha ocurrido que podría contar cómo me sentí la primera vez que vi Knick, Knack, la primera animación en 3D que se veía en un ordenador (un mac, claro). La primera animación de Pixar. El rollo "Steve Jobs" andaba ahora por allí (después de crear Next, su empresa de ordenadores de la que conservo una pegatina con su logo). Fui un privilegiado, una de las primeras personas en España que veían aquello, que veían y escuchaban -fantástica música-, algo donde por primera vez la pasión por los ordenadores se veía recompensada. La primera obra de arte hecha con píxeles en movimiento tridimensional. Pero lo único que importaba al ver aquello no era, ni mucho menos, el peazo bicharraco que tenías que tener para mover esos ficheros, sino que había gente que teniendo esos bicharracos, disfrutaban usándolos. Había un humor, una forma de contar historias, una pasión por las historias, que sólo había conseguido, hasta entonces, Walt Disney (por cierto, hace poco me echaron en cara que llevara unos calcetines con el logo de Mickey Mouse. Me dijeron que eso era de pijos.) Fue la primera vez que leí algo sobre John Lasseter (por cierto, la revista Wire, ¿se seguirá vendiendo?).

Uno recuerda pocos momentos, pero cuando han pasado ya más de 15 años de perspectiva, te das cuenta de que son más de los que crees. Sólo tienen que saltar, quizá de forma aleatoria, a tu memoria.



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Si queréis verlo, podéis verlo aquí.

24 de junio de 2009

Fin



Recuerdo de los alumnos del Colegio Eugenio Muro
Porque para nosotros
Has sido el mejor profesor
Que hemos tenido.

¡No te olvidaremos!

11 de febrero de 2009

Los ejes de mi carreta, milonga.

Esta es una historia de hace muchos, muchísimos años. Para que os hagáis una idea, aún no había radio, ni televisión, ni nada. Atahualpa -sí, ya sé lo que pensáis, que es un nombre muy raro, pero a él cualquier nombre de nuestra clase también le parecería raro-, era un carretero. Un señor que se dedicaba a ir de pueblo en pueblo, con su carreta tirada por una mula. En el país donde vivía los pueblos estaban muy lejos, así que Atahualpa tardaba mucho tiempo en llegar a cada sitio. Algunas veces, incluso, tenía que parar la carreta bajo algún árbol, desenganchar a la mula y dormir hasta que amaneciera. Su vida era muy triste y solitaria; pasaba mucho tiempo sin hablar con nadie, porque en aquella época muy poca gente viajaba. Iba siempre al paso que su mula quería; nunca, en toda su vida, se le ocurrió fustigar a la mula para que apretara el paso. Siempre pensó como aquel proverbio africano: "Los blancos tienen relojes, pero nunca tienen tiempo". Él no tenía nada, ni reloj, ni dinero, ni siquiera amigos; lo único que tenía era tiempo.

Iba tan despacio, que tardaba más de un año en recorrer toda la región. Cuando, después de tanto tiempo, volvía a aparecer por algún pueblo, los habitantes lo reconocían rápidamente. Sabían que había llegado aquel triste carretero, y ni siquiera necesitaban asomarse a las ventanas para comprobarlo. Como en aquella época no había casi ningún ruido -no había motos, ni coches, ni ambulancias...- y los ejes de la carreta de Atahualpa chirriaban sin parar, los habitantes oían aquel ruido antes de que Atahualpa llegara a la plaza. Todo el mundo le decía que engrasara los ejes, pero no porque les molestara el ruido -al fin y al cabo, era sólo un ruido que escuchaban una vez al año-, sino porque pensaban que a él sí tenía que molestarle. La carreta tenía cuatro ruedas con radios de madera, unidos por una barra de hierro: los ejes. Después de tantos años, en los coches modernos se siguen llamando así, pero, claro, ya no hace falta engrasarlos para que no hagan ruido. El caso es que Atahualpa, que después de tanto tiempo estando solo ya no le apetecía decir nada, se preguntaba por qué la gente decía de él que era un descuidado, un desidioso, un "abandonao". Sin conocerle apenas, todo el mundo pensaba eso de él, y todo porque no engrasaba los ejes. Nadie supo nunca, nadie, que Atahualpa tenía una herida en el corazón, que nunca cicatrizó.

Dicen que en la pampa argentina, algunas noches de luna llena, si te quedas parado en alguna piedra de un cierto camino solitario, aún puedes escuchar a Atahualpa explicando, con todo detalle, por qué no engrasaba los ejes.

3 de febrero de 2009

Una canción

Bueno, ya estamos con lo de siempre: el pesao de las cancioncitas. ¿No se le ocurrirá pegar una letra ahora, no?

Sí. El blog es mío. Y escribo lo que quiero, leo lo que quiero y escucho, en cada momento, (gracias a mi Biblioteca Itunes-mi herencia-), lo que quiero. Me ha pasado siempre. Si llovía, había suspendido el examen parcial de Física y Química, o, simplemente, necesitaba ponerme melancólico, ponía el disco de Without You, de Nilsson. Y me sigue pasando ahora. Soy capaz, ya véis, de elegir una canción -o buscar el video-, para cada cosa que mi organismo necesita. No soy, aunque lo parezca o lo quiera parecer, muy listo. Es más, me parece una mierda la palabra listo. Pero, como Sabina, alguna vez me doy un paseo por las vidas de otros, ponerme en la piel de todos los hombres que nunca seré. Cuando trabajaba, mientras estudiaba Magisterio, en aquel taller mecánico tipo Tiempos Modernos, de Chaplin, del que algún día hablaré aquí, aprendí a hacerlo. A darle a los botones de la prensa mientras cantaba, mentalmente, y saludaba a todo el estadio lleno. Hacía bandejas de acero inoxidable, pero, lo que de verdad hacía, era ser cantante. Cantante y autor de canciones. Un cantautor, vamos. Además, y dependiendo del día -si llovía, en algún sentido, o no-, podía ser John Lennon, o Javier Krahe. Es más, un día era uno y al día siguiente otro.

Y otros días, como el de hoy, quiero ser (y decir), incluso a mis alumnos, esto:

No vine aquí para hacer amigos
pero sabes que siempre puedes contar conmigo.
Dicen de mí que soy un tanto animal,
pero en el fondo soy un sentimental.

Mi familia no son gente normal,
de otra época y corte moral.
Resuelven sus problemas de forma natural.
Para qué discutir, si puedes pelear.

Dame una sonrisa de complicidad
y toda tu vida se detendrá.
Nada será lo mismo, nada será igual,
ya sabes...
Feo, fuerte y formal.

En el calor de la noche,
a plena luz del día,
siempre dispuesto para alegrarte el día.
Soy hombre de bien
a carta cabal
y como el DUQUE:
feo, fuerte y formal.

Mi fama me precederá
hasta el infinito y más allá.
Y vive Dios que escrito está:
“Si doy mi palabra,
no se romperá”.

Loquillo, y Los Trogloditas.

Sí, ¿qué pasa?

27 de enero de 2009

¿Por qué los coches no funcionan sin petróleo?

Esta mañana hemos empezado una lección que habla sobre las fuentes de energía. Como siempre hago, intento soltar antes alguna batallita del abuelo para que sepan de qué vamos a hablar. Es curioso verles las caras, porque estoy seguro que alguno de ellos nunca se ha planteado de dónde sale la electricidad (y, mucho menos, si es una fuente renovable o no). Se me ha ocurrido empezar contando que mi hijo está estudiando la carrera de Física.

Uno de ellos:
- ¿De Educación Física?
- No, de Física. Son científicos que tratan de encontrar alguna solución. Como ya os he dicho, el petróleo se acaba, y por eso hay guerras en el mundo. Es un problema muy grave que tenemos toda la humanidad en este planeta.
- ¿Y por qué no inventan coches con batería?
- Pues eso es justo lo que vamos a aprender. Por qué aún no hay coches que funcionen sin petróleo.

(hemos seguido leyendo, haciendo ejercicios, leyendo...)

Mientras contestaban por escrito, me he acordado de un amigo que tengo estudiando en Berlín. Conoce nuestro periódico, y, como es muy inteligente, y muy respetuoso, tiene la amabilidad de comentarles a los niños, sin poner su enlace. Pero a lo que iba es, admirados físicos, ¿qué carrera es la que trata de responder a esa pregunta? Lo mismo es Economía...

26 de enero de 2009

¿Para qué sirve internet?

• Para escribirse con los amigos y familiares, allá donde estén.
• Para leer los periódicos, de cualquier tipo (incluido El Correo de Cadalso).
• Para consultar el significado de cualquier palabra en nuestro idioma, y comprobar su correcta ortografía.
• Para consultar el saldo de nuestra cuenta bancaria, y hacer transferencias.
• Para consultar y aprender nuevas recetas de cocina, para comprender lo importante que es la cocina, y valorar el acto de amor que es cocinar para tus seres queridos.
• Para hablar por teléfono -de forma más barata- con gente que vive en otros países.
• Para ver cómo es desde el cielo nuestro pueblo, o cualquier otro pueblo.
• Para saber cómo llegar de Ávila a Fermoselle (o cualquier otro destino y origen)
• Para ver y escuchar gratis el concierto de Serrat y Sabina (o cualquier otro concierto)
• Para ver una entrevista de Roald Dhal en la televisión inglesa (o cualquier otro entrevistado)
• Para ver, copiar, tener y poseer el video de Here comes the sun, de los Beatles, (y que exista una copia más, para que no se pierda) o cualquier otro video.
• Para ver la lágrima de aquel cuadro del Museo del Prado. Esa lágrima que nunca viste cuando lo visitaste de verdad. O, simplemente, para ir al Museo del Prado. Sin moverte de casa.
• Para poner anuncios y vender ese mueble horrible. Quizá te den algo por él, y, principalmente, consigas quitártelo de encima.
• Para ir de tiendas (comprarte otro cable para el Mac, un disco de folk de Bruce Springteen, o el DVD de Los Increíbles).
• Para reservar una habitación doble para este puente (jejeje, el viernes no hay clase...) e irte con tu chica/o a Oporto. Porque sí, porque no lo conoces, estando tan cerca.
• Para reírte buscando chistes con tu hijo, tu amigo, tu abuelo, tu padre, o tu compañero de clase.
• Para ver, una vez más, el gol de Zidane.
• Para preguntar por ahí, en la internet, ¿dónde andará Zidane ahora? ¿Qué estará haciendo? ¿Sigue comprometido con UNICEF?
• Para escribir. Para que todos aquellos a los que nos ha gustado escribir en la pizarra tengamos una pizarra enorme. Galáctica.
• Para sentir, aunque sea sólo de forma inocente, que formamos parte de un grupo de gente con cerebro. Un grupo de gente, por tanto, con sentimientos.

Sólo pedimos a los nuevos -a los que os damos nuestra más sincera bienvenida-, que tengáis en cuenta los peligros, pero también las ventajas.

22 de enero de 2009

Historia de internet

Bill Atkinson, uno de los genios menos valorados de la historia digital, creó hace años -AI- (propongo, desde aquí, crear un acrónimo más, y añadirlo a la lista de AC (antes de Cristo), AM (por la manaña) PM (por la tarde): AI, antes de Internet), un programa que llamó Hypercard. Estaba basado en un lenguaje de programación, muy parecido al simple inglés, que se llamaba, cómo no, Hypertalk. Era el hipertexto. Luego vino internet y todos pensamos: cómo mola el hipertexto.

En Anaya, ya usábamos en toda la red un software de correo electrónico. Ya no había "minutas" en papel. Luego vino internet y todos pensamos: cómo mola el email.

Los de Napster, geniales también, pensaron: "Un momento, si los servidores "sirven", y los clientes "piden"... ¿qué tal si todos pudiéramos ser servidores y clientes a la vez...?" Algún cenizo, con algo de razón, dijo: "Vale, pero ¿en qué orden? ¿Servidores y después clientes, o clientes y después servidores? En cualquier caso, no todos, pero muchos, muchísimos, pensamos "cómo mola lo del peer to peer".

Pero los de la tele, que son muchos, muchos más, pensaron que todo esto del perrtoperr era cosa de los informáticos. Los tíos raros esos. Que a la gente lo que le mola de verdad es Escenas de Matrimonio. Y que la tele es suya. Que la tele, lo que sale al salón en todas las casas, incluidas las de mis alumnos, es de ellos.

Ayer, en mi librería favorita de Madrid (guiño a Pereza y a Clandestino), presentaba Juan Cruz (placer, privilegio, enorme gratitud) un libro que mis editores favoritos han publicado con artículos de gente que escribe en blogs. Son blogueros, como yo (profesiones varias, ninguno maestro). Y a uno de los editores, ni idea de quién (pongamos, por ejemplo, al Zurdo, que quizá tiene más tiempo para pensar), se le ocurrió enchufar una cámara de video al PC.

Y muchos pensamos: la tele es de ellos. Pero les queda poco.

¡A por ellos!

20 de enero de 2009

Les escribo a ellos

Alguna vez me han preguntado (mi familia, mis amigos) si no es un poco raro, o inconveniente, o peliagudo, o poco precavido, o demasiado atrevido escribir este blog sabiendo que madres, padres y alumnos lo leen (lo que no sucedía desde el principio). Quizá tengan razón, porque me lo preguntan los que me quieren; pero yo no lo veo así (quizá por eso, porque soy demasiado intrépido). Fui muy consciente, desde que volví de nuevo a ser maestro, que quizá alguna madre me leyera. Incluso algún padre. Y, por tanto, quizá también algún niño. Ahora, afortunadamente para todos nosotros, pero principalmente para mis alumnos, son cada vez más los que tienen internet en casa -aunque, en mi opinión, la albabetización digital va demasiado lenta-. Aún así, y aunque no lo supe a ciencia cierta hasta meses después, aquí se han vertido comentarios por parte de, al menos, una madre, desde el principio. Para mí no ha sido, ni mucho menos, algo incómodo; como tampoco lo ha sido que me leyera, y contestara, alguna niña.

Pero si alguien me pregunta para quién escribo -como no me lo pregunta nadie, me lo pregunto yo-, yo diría que, en el fondo, y aunque no lo parezca, les escribo a ellos. Para que, dentro de unos años, se acuerden de su maestro. Uno escribe para que se acuerden de él. ¿O no?

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Bonus Track: Esta entrada es ya muy vieja. De la época en la que aún no era maestro (de nuevo).

15 de enero de 2009

Al cantar

Ayer estábamos una vez más en la asignatura de Música, canción y pedagogía. Antes de continuar con una nueva canción, estuvimos repasando algunas que ya habíamos escrito en nuestro cuaderno -la última era "Círculos viciosos", de Joaquín Sabina, que viene muy bien para usar correctamente la tilde en "por qué y porque" (¿por qué está de jefe? Porque va a caballo...)-, y como siempre hago, me puse a cantar y les pedí que cantaran también conmigo. Las niñas, las mismas niñas que el año pasado cantaban sin ningún problema, ahora comienzan a sentir vergüenza, y prefieren sólo escuchar. Bueno, no es exactamente así; alguna vez acerco mi oreja y escucho muy débilmente su voz: cantan, pero no se las oye. Como lo que realmente me interesa es que escriban la letra, y comprendan lo que el autor quiso decir, me conformo con que sólo me acompañen algunos niños.

Y hablando de todo esto, me he visto a mí mismo diciéndoles que, al cantar, me suelo olvidar de todos los malos momentos. Un poema de Fito que hemos escrito, escuchado y, aunque algunas con voz inaudible, hemos cantado.

Cuando he llegado esta mañana aún estaba escrita en la pizarra la segunda estrofa, y he abierto el mac para hacer la foto antes de borrarla. Ignoro si Fito Cabrales estará de acuerdo. No sé si la SGAE me lo permitiría. Yo me limito a aprovechar todo lo que tengo a mi disposición, porque sigo sin saber lo que está prohibido y lo que no.

13 de enero de 2009

Responder a todos

Hoy toca una batallita. Una de esas historias que me vienen de vez en cuando a la memoria. Ayer, recibí un mail de mi hija dirigido a muchas personas (tantas como su libreta de direcciones), avisándonos de la fecha del próximo concierto de su grupo. Al cabo de pocos minutos, comencé a recibir más mensajes respondiendo. Pretendían responder a mi hija, pero habían usado erróneamente la opción de "Responder a todos". Es algo muy habitual, que nos puede pasar a cualquiera, mucho más si no tenemos costumbre de usar el correo electrónico en entornos de oficina.

Eran los últimos días de la "mayor empresa de comercio electrónico de Europa": Ecuality. Iba ya tan mal, que se les ocurrió nombrarme director general de su principal tienda en internet, Diversia. La verdad es que me tomé el cargo como si me hubieran hecho un homenaje póstumo: todos sabíamos que iríamos directos a la quiebra. Pero en aquellos días, cuando habíamos cambiado, una vez más, de director general del grupo, sucedió algo que jamás olvidaré. Guillermo, el responsable de la sección de cine, comenzó a chillar en medio de aquella sala enorme con largas mesas llenas de ordenadores. ¡Estoy fuera, estoy fuera!, -gritaba-. Me levanté y fui a su sitio, tratando de saber qué sucedía. Él no era capaz de decir otra cosa, le temblaban las manos y no paraba de gritar. Cuando, poco a poco, se fue calmando, nos explicó a todos que me había respondido un mensaje del nuevo director general del grupo, que se presentaba y nos animaba a continuar trabajando. Me lo había enviado a mí... y también al nuevo director:

Bueno, Ángel, ¿qué te parece esto? La misma mierda. No se enteran de nada; siguen de reunión en reunión, sin hacernos caso, sin saber qué es lo que realmente se necesita. Por mí, ya puede hacer lo que le de la gana, me da exactamente igual.

Cuando aquella tarde me llamó a su despacho el nuevo director general del grupo, lo primero que hizo después de presentarse fue, mirándome muy serio, preguntarme quién era el tal Guillermo.

"Es el manager de la sección de cine", -respondí-. Y en aquel momento, justo después de unos segundos inquietantes, noté que sus labios comenzaron a dibujar una leve sonrisa. Y aquella sonrisa provocó inmediatamente nuestras carcajadas.

A mi amigo Guillermo, allá donde te encuentres.

12 de enero de 2009

El día de la paz

Hoy hemos tenido claustro. Entre otras cuestiones, como la "programación anual", que debe ser diferente de la "programación didáctica" y del "proyecto curricular"..., se nos ha pedido que vayamos pensando qué hacer para celebrar el Día Internacional de la Paz, el próximo 30 de Enero. He comentado en público que, en mi opinión, ninguna iniciativa tendría mucho sentido si no se menciona lo que está pasando en Gaza. Aunque no es mi intención usar mi blog para protestar, ayer domingo me alegró mucho ver que Forges (ese sí que es un maestro) menciona a Cadalso de los Vidrios en su viñeta. Volviendo del cole, haciendo mis deberes mentales, sin quererlo, iba pensando en qué hacer ese día. He recordado inmediatamente la actividad del año pasado, porque os lo conté aquí (uff, ya ha pasado un año); una pancarta que aún está colgada en la pared de las escaleras, y en la que además, a modo de muro, han ido añadiéndose más nombres. La verdad es que me da pena quitarla, y nadie lo ha hecho por mí hasta ahora.

Cuando he llegado a casa, ya se me había ocurrido algo. Perfecto. Y además, sin pegamento. Debería alguien escribir un libro para los maestros -al menos para maestros como yo- que se titulara "Actividades docentes sin pegamento". Sólo el papel blanco en rollo que hay en el pasillo -espero que no se acabe- y pintura negra. La del bote grande de témpera que tiene Maribel la de 4º y que me prestará. Los pinceles ya los tengo. Me compré una bolsa de 15 pinceles el otro día en los chinos por un euro (que me debe Esperanza). Vamos a copiar la viñeta de Forges. Vamos a hacer una viñeta de Forges de tres metros de ancho. Eso es lo que vamos a hacer.

8 de enero de 2009

Cuesta de Enero

Lo bueno de escribir en un blog es que, como no te pagan, nadie te obliga. Si, además, es un blog que tiene pocos lectores, mejor aún, porque ni te obligan, ni te esperan. Y lo bueno de no ser escritor -aunque a todo el que lee le gustaría serlo-, es que sólo escribes cuando tienes algo que escribir, que seguramente desde el punto de vista psíquico, es lo mismo que "algo que decir". No sé de dónde viene la inspiración, ni sé cómo se la invoca; si lo supiera, ya sería escritor. Los que escribimos gratis en internet- que casi es lo mismo que los que leemos en internet-, lo hacemos por muchas razones, pero todas tienen que ver con sentirse bien. Y la escritura, en internet, te regala la posibilidad añadida, una posibilidad galáctica, de que alguien te lea, y le guste lo que lee. Como hacen los escritores, te regala la posibilidad de tener lectores anónimos, aunque en tu caso sea sólo uno (o una). Nunca se sabe.

Así que, no escribo hoy disculpándome por no haberlo hecho hace tiempo (al fin y al cabo, este blog es un diario). Escribo simplemente porque me apetece hacerlo. Hoy han empezado las clases, y hoy me he sentado delante de mi mac. A escribir, y no a leer, porque creo que lo he encendido al menos todos los días un ratito. En lugar de estar viendo la televisión, he estado viendo internet. Sí, deberíamos todos intentar meter esa expresión en las casas: "¿qué hace el niño? Está viendo internet". Yo sigo teniendo esas esperanzas puestas en internet, en la parte de internet que es la que a mí me gusta (qué tontería, la que nos gusta a nosotros). La parte de internet que, cada vez que ves una muestra más, hace que se te ponga la carne de gallina y pienses: "qué bonito". Yo no creo que tengamos que decir quienes somos. Ni que nos tengan que identificar a todos como "los que están contra el canon" (aunque yo sí lo esté). Sólo admitiría, por mi parte, que me identificaran como:

Esa gente, la de internet, que están tol día dándole a la tecla, que ni comen ni beben ni ná. Y al final todos piraos, como el Enjuto Mojamuto ese. Esa gente que graba a un amigo contando un chiste, y lo pone en internet. Esa gente que escribe en la Wikipedia, o que cuenta en un blog que su hija murió en un accidente de coche; esa gente que te habla de películas que no puedes perderte, o esa otra que te dice, en tu habitación, que si quieres ver un video de Ian Anderson que no habías visto. O esos otros que te prestan canciones, esos con los que compartes canciones. Esos amigos tuyos, colegas, troncos, o lo que sea, que, como están tan piraos como tú, en el último ensayo de la banda se traen una cámara de video y graban. En definitiva, esa gente, los de internet, que se han empeñao en estar tol día leyendo.

Sí, ¿qué pasa?

(siempre me ha gustado el estilo Loquillo (el de Los Trogloditas).