21 de junio de 2012

Los cordones

A pesar de que, a mi edad, debería contar con muchos más años de experiencia como maestro, comparado con los compañeros de trabajo de mi generación aún soy nuevo en esto... aunque ya no tanto. Aun así, y teniendo en cuenta que estoy mucho más cerca de la edad de la jubilación que de aquella primera vez en el Pan Bendito, comienzo a ver algunas cosas muy claras de esta profesión.


Yo tenía apenas veintidós años cuando terminé mis estudios de Magisterio; veintitrés recién cumplidos cuando desde Vitrubio me enviaron al CEIP San Cristóbal, en el Pan Bendito, " a cubrir una baja a una maestra con baja médica, por ansiedad". La  plaza era como interino profesor de inglés, lo que, en aquel colegio y en aquel ambiente, era toda una paradoja (The Holly Bread, lo llamábamos). Tengo ahora, como mis alumnos saben, cincuenta y uno, de manera que ya aquellos días quedan muy lejos. España no era un país con autonomías, sino con provincias. Aute triunfaba en el grupo de amigos, donde se escuchaba con devoción a Vainica Doble, Alberto y Claudina Gambino, Luis Pastor, Pablo Guerrero, Olga Manzano y Manuel Picón, Javier Krahe... España perdía siempre al fútbol (y a casi todo) y los trabajos para la escuela de Magisterio tenías que escribirlos en aquella Olivetti, usando unos papelitos especiales (Tippex) para borrar los frecuentes errores. Trabajos de Lengua, de Ciencias Naturales, de Expresión Plástica, de Matemáticas, de Pedagogía, de Psicología Infantil...

Hoy ha venido el mago. Hemos reunido en mi clase a los niños de La Casita, -sentados con sus educadoras en colchonetas-, los pequeños, los medianos, los mayores y los profes. Para celebrar el fin de curso, y como último acto subvencionado con el dinero del premio, hemos contratado a un mago, en una sesión sólo para nosotros: los del cole. Y ha sido genial, absolutamente genial. Me temo que el año que viene no habrá dinero para contratarle, pero estoy seguro que se ganará muy bien la vida. Se llama Enrique García Vivanco, un joven artista que es músico, y mago (aunque quizá sea músico porque es mago). Es la primera vez en mi vida que contrato una actuación -y tal y como están las cosas, me temo que también la última-, pero me alegro mucho de haberlo hecho. Me alegro de haber compartido con mis compañeros de trabajo (incluidas las de La Casita) y mis alumnos (tengo a todos, pequeños, medianos y mayores) el espectáculo de un artistazo.

Señores Inspectores de Educación, Directores Territoriales, Responsables de Formación... aunque sea para los sexenios, lo que debe aprender uno en Magisterio, desde el primer año, es a hacer magia. Si además tocas el violín (y suena una ambulancia, o los bomberos, o un pájaro...), pues mejor que mejor.

Ha salido de clase, cuando ya estaba preparado, de forma que he entrado, y haciendo de director del centro -que me encanta-, he dicho con voz muy alta:

- ¡ALUMNOS Y ALUMNAS DEL COLEGIO CARLOS RUIZ! 

(Pausa. Los pequeños de La Casita -los superpequeños- mirándome absolutamente alucinados.)

- ¡CON TODOS VOSOTROS... ENRIQUE GARCÍA VIVANCO... EL MAGO!

Y Enrique ha entrado tocando un extraño violín (un violín eléctrico), al tiempo que distraídamente le ha dado a un mando a distancia para que comenzara la música. Mientras tocaba, los niños -de todas las edades- no paraban de abrir la boca mientras trataban de saber de dónde salía aquel sonido, aquella música. De repente, con la natural inclinación que tengo yo para no relajarme y disfrutar, sino hacer lo contrario, veo que el mago lleva los cordones desatados, como Juan...

(El otro día, por enésima vez, tuve que parar el partido por los cordones de Juan. Creo que el problema ya es mío, no de él. Veo cordones desatados incluso cuando estoy en mi cama durmiendo)


... y pienso rápidamente:

- ¿Qué hago? ¿Paro el espectáculo, y le aviso de que lleva los cordones desatados?
- No, Ángel, estáte quieto. No pasa nada, no se va a caer, ya es mayorcito.
- Ya, pero... pobre chaval. Imagínate que se cae, delante de todos estos...
- ¡Que no se va a caer! ¡Calla y disfruta, que es un mago! ¡Y a ver si, de paso, aprendes algo!
- Bueno, vale, tú mismo.


Y el mago, deja de tocar el violín, que coloca con cuidado en su maletín, y de pronto se mira el zapato.

- Uy, se me ha desatado el zapato.

Y delante de todos nosotros, con un movimiento rápido del pie, los cordones se han atado solos. Delante de nuestras narices.

A que ha molao, ¿eh, Juan?

___________________________________

Feliz verano a todos. A los que leen esto, a mis alumnos, y a sus familias.
Mañana, ya sabéis, no viene Bruce Springsteen, pero estrenamos escenario y equipo de sonido. Y vamos a darle caña.

El trigo entre toas las flores, ha elegido a la amapola...




7 de junio de 2012

Mi primera canción

Chicos, esto no es la novela. Es una cosa para Fernando.

(pero lo podéis leer vosotros, ya sabéis lo que he dicho esta mañana en la fila)

Calculo que tendría 12 años. Vivíamos en casa de mis abuelos, porque el piso de arriba, que era de mis padres, era tan pequeño que ni siquiera tenía cocina. Pero a partir de los 12 años mi madre me puso mi habitación en aquel piso. Para irme a dormir tenía que salir a la escalera del edificio, subir un piso, y abrir la puerta con la llave; pero no me importaba: allí fui muy feliz. Me recuerdo perfectamente a mí mismo escuchando los únicos tres discos que tenía: los grandes éxitos de Carpenters, Mediterráneo, de Joan Manuel Serrat, y los grandes éxitos (greatest hits, en inglés) de Simon & Garkfunkel. A ellos los debo mucho de lo que soy -entre otras cosas gracias a ellos aprendí que eso de la letra & equivalía a "y"-.

El disco venía con un libreto con todas las letras, y con una foto preciosa de ellos dos, paseando por algo que siempre me pareció un "puente sobre aguas turbulentas". Muy poco a poco, usando un pequeño diccionario como único recurso, fui traduciendo aquella canción. Cuando entendí lo que aquella canción quería decir, después de un considerable esfuerzo sólo alentado por mi propia curiosidad, mi satisfación fue doble, o triple. Recuerdo incluso que traté de hablar de ello con mis compañeros de San Viator, que inmediatamente confirmaron, una vez más, que definitivamente yo era un poco raro. Como a estas alturas ya sabes a qué canción me refiero, porque afortunadamente has aprendido de tu padre, - y sé que tú harás lo mismo con tu futura hija -, vayamos directamente a la traducción.


When you're weary
Cuando estés triste
Feeling small
y sientas que eres muy poca cosa
When tears are in your eyes
cuando las lágrimas aparezcan en tus ojos,
I will dry them all
yo me encargaré de secarlas.
I'm on your side
Estoy a tu lado
When times get rough
cuando vengan mal dadas
And friends just can't be found
y los amigos hayan desaparecido
Like a bridge over troubled water
como un puente sobre aguas turbulentas
I will lay me down
me tenderé para que lo cruces...
Like a bridge over troubled water
I will lay me down
When you're down and out
Cuando veas que no encajas
When you're on the street
cuando sientas que estás en la calle
When evening falls
cuando se te haga de noche de repente
I will comfort you
estaré contigo
I'll take your part
Te llevaré un momento aparte
When darkness comes
cuando se haga de noche
And pain is all around
y la pena te rodee por todos lados
Like a bridge over troubled water
como un puente sobre aguas turbulentas
I will lay me down
yo me tenderé...

Luego vinieron muchas más (casi cuatro mil tiene mi IPod), pero aquella fue la primera.

Un abrazo.

3 de junio de 2012

Extraños sonidos

Ha aumentado la velocidad del vehículo; diría que ahora vamos circulando por una autovía. Lo compruebo en mi mando de control: selecciono "GPS" y... ahí está. Estos son los datos:



Ignoro dónde nos dirigimos. Allí arriba, a través de la gruesa capa de metal del vehículo puedo escucharles. ELLOS no paran de repetir un extraño y largo sonido. No es un sonido desagradable, como los gritos que proferían aquellos seres tan parecidos a mí, sino más bien una especie de extraña llamada... como la que tienen algunos otros mamíferos del planeta, como los delfines o las ballenas.
Quizá sea una nueva forma de comunicación, algo desconocido entre NOSOTROS. Es muy posible que esté a punto de descubrirlo.

No sé aún lo que significa, pero no paran de repetir:

Ángel se hizo pis en el saco de dormir,
¿quien yo? ¡Yo no fui!
¿Entonces, quien?
¡Fue Óscar!
Óscar se hizo pis en el saco de dormir...

FIN DE LA TRANSMISIÓN