29 de octubre de 2008

Internet gratis ¡ya!

- Profe
- Sí, dime Pedro.
- Me ha escrito un tío en mi blog con una cerveza.
- ¿Qué dices?
- Pues eso, que me ha escrito. Se llama Mariano Zurdo, y tiene una cerveza en la mano.
- Ah, ya. Es un amigo mío. ¿Te ha gustado lo que ha escrito?
- ¿Y es zurdo de verdad?
- Pues sí. Es zurdo.
- ¿Ese dónde vive? ¿También en Austria?
- No, el que te escribe desde Austria es otro. Mira, aquí está Austria -señalo el mapa-. ¿Ves lo lejos que está? Pues desde aquí te escribe.
- Ya lo sé, se llama Paco Bernal. ¿Es amigo tuyo?
- Bueno, no lo conozco, pero conozco lo que escribe. Se pueden saber muchas cosas de la gente leyendo lo que escribe. Por ejemplo, él tampoco te conoce a ti, pero ha leído tu artículo, y parece que le ha gustado.
- Cómo mola, profe.
- También tenemos lectores que viven en Berlín, aquí, en Alemania.
- Sí, Rodrigo, ¿a que sí?
- Eso es. Por eso es muy importante que lo hagamos bien. Nos leen en todo el mundo.

(hemos aprovechado la última hora de la mañana, y cada uno ha leído en voz alta los comentarios de todos los artículos)

Mientras leían, me he quedado pensando en algo que os voy a contar, pero que no constituye una queja, ni una reivindicación, ni nada por el estilo.

Nos leen en todo el mundo... menos en Cadalso. Lamentablemente, tener internet, tener ordenador en casa, no está al alcance de todos. Y no lo está por tres motivos fundamentales:

• Porque hace falta dinero
• Porque hay que saber para qué sirve
• Porque hay que saber usarlo.

El primer problema, el más elemental, lo ha tenido el ser humano desde siempre (unos más y otros menos). El segundo forma parte de las ganas de saber, y el tercero de las ganas de aprender. Tres motivos distintos, pero reales.

Por eso, y porque además lo hacéis gratis, muchas gracias a todos. A los que he mencionado -porque ha surgido así este diálogo en clase-, y a los que no.

28 de octubre de 2008

Los periodistas de El Correo de Cadalso

Como sabéis, las fotos de los periodistas de El Correo de Cadalso -muchas gracias a todos por acudir en mi ayuda con vuestros comentarios- están hechas con la cámara integrada de mi mac. No son fotos de estudio, pero no importa; sirven para ilustrar, como si de columnistas conocidos se tratara, cada uno de sus artículos.

Mi mujer, que forma parte del equipo de maquetación de la versión impresa, ya ha empezado a preparar el primer número de este año (que creo que es el número 7º en total). Aunque ella dice que es divertido, hay que estar al menos un par de horas con el Quark, para que todo tenga el aspecto de un periódico profesional. Pero lo más curioso es que ella, que no conoce en persona a mis alumnos, como tampoco vosotros, se fijó en algo que yo no había notado. Han crecido. Y lo podemos comprobar por las fotos. Estamos estudiando en Cono los cambios en la pubertad, y, curiosamente, sus fotos lo demuestran.

Yo conservo la foto de mi cole, a mis 12 años, aunque lamentablemente no sé nada de aquellos compañeros. A pesar de que, como sabéis, soy un apasionado del mundo digital, hay una razón muy importante para convertir El Correo de Cadalso en un pedazo de papel. Para que exista.

27 de octubre de 2008

Las presentaciones

Hace muchos años, cuando dejé de ser maestro para dedicarme a la informática, la primera empresa que me contrató -y de la que aún conservo la tarjeta de visita-, me nombró "Responsable de software y hardware de presentaciones". Lo ponía en inglés (Desktop Presentations Manager) porque así parecía más profesional. Mi trabajo consistía en hacer demostraciones públicas, parecidas a esas que se ven ahora de los cuchillos y sartenes anti-adherentes, y mostrar cómo la técnica del orador aumentaba en efectividad con aquel software (una vez más, Microsoft no fue el primero. El primer software de presentaciones se llamaba Aldus Persuasion, y sólo existía para mac...).

Era una época que recuerdo con cariño; no existía internet -ni Windows-, pero sí la pasión por los ordenadores. La pasión por Apple. Y me tragué muchísimos SIMOS, y ferias en toda Europa y Estados Unidos, haciendo demos y asistiendo a congresos. Lo curioso es que ahora, mientras que Steve Jobs sigue haciendo lo mismo, mis alumnos comienzan a hacerlo. Preparan -con Luisito, o si pueden, en casa- el resumen de cada lección y lo exponen en clase (lo hacen con Power Point y bajo Windows, claro). Así, y sólo en teoría, aprenden a resumir, a hablar en público y a recordar lo más importante de cara al examen. Por otro lado, los demás -es decir, el público-, escuchan una vez más lo de "la expulsión del óvulo" por una voz que no es la mía.

Pero, para mí, y sin que aparezca reseñado en la maldita Programación General Anual, aprenden a manejar un ordenador. Hacen -como se dijo muchos años después- un curso de ofimática.

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Queridos amigos. No me da ninguna vergüenza decirlo. No sólo estaría bien que hubiera comentarios vuestros en El Correo de Cadalso. Es que los necesito.

24 de octubre de 2008

El interés natural

Esta mañana, aprovechando que estamos terminando la lección -la unidad didáctica- de la reproducción de los seres humanos, hemos estado viendo en clase el fantástico documental En el vientre materno, de National Geographic. Este año, y para no depender de tener que reservar con antelación el aula de proyección, he decidido montarme el sistema de proyección en clase; uso como pantalla un mapa colgado del revés en un gancho de la pizarra, y cojo prestado el videoproyector. Como es habitual, mi mac se da cuenta enseguida de que tiene algo conectado y lo muestra sin más (nada de alt-fn-f5 ni esas cosas...). El documental, si no habéis tenido oportunidad de verlo, merece la pena. Imágenes reales del embrión desarrollándose, semana a semana; un auténtico lujo para un maestro que debe explicar todo el proceso.

La cuestión es que mientras lo veían, se ha producido eso de lo que os he hablado alguna vez, y que raramente sucede: atención 100%. Me parece oportuno comentarlo, porque siempre pienso que quizá alguno de mis lectores piense que mi clase es estupenda, y que soy tan bueno en mi trabajo que consigo siempre que todos atiendan, que todos me escuchen, que todos muestren interés en lo que les cuento... y no es verdad. La realidad del día a día me obliga en muchas ocasiones a interrumpir el discurso, o la lectura, o lo que quiera que estemos haciendo, para recriminar a alguien su falta de interés, para impedir que siga molestando a los demás, o para contestar, durante la explicación de la fecundación del óvulo, preguntas como:

- ... Y el óvulo que ha producido la mujer, si no resulta fecundado se expulsa y....
- Profe.
- Sí, Pedro. Dime.
- ¿Ahora viene el recreo o falta todavía una hora?

Pero hoy National Geographic -un DVD que me ha prestado mi compañero Julio- ha conseguido que todos estuvieran atentos. Han hecho preguntas, y he parado la proyección varias veces, pero eran preguntas que demostraban un interés natural (un interés que raramente consigues). Les parecía curioso, por ejemplo, que el feto pudiera oír la voz de la madre desde el interior.

Cuando eso sucede, y mucho más si sucede durante una proyección, te sientas al final de la clase, apoyas la espalda y los miras. Miras sus caras y disfrutas. Y descansas.

22 de octubre de 2008

El festival de Navidad

Como el año pasado -y supongo que como los años futuros-, me enfrento de nuevo a la Fiesta del Gallito. Se trata de un festival que tiene lugar antes de Navidad, donde participa todo el colegio, y que según parece recibe su nombre debido a la pieza de mazapán que, con forma de gallo, el ayuntamiento regalaba a los niños (de un tiempo a esta parte, y con muy buen criterio, en vez de mazapán se regala un libro).

El problema es que no tenemos salón de actos, por lo que todo tiene lugar en el polideportivo. Un lugar fantástico para hacer deporte, pero cuyas condiciones hacen imposible recitar poesía, cantar, representar pequeñas obras de teatro (a no ser que sean sin diálogo) o cualquier otra actividad que requiera unas mínimas condiciones de sonido. Así que aquí estoy, tratando de que se me ocurra algo. Si debe intervenir toda la clase, y además no se puede recitar ni cantar... lo único que queda es el baile. Y yo no sé bailar. Si no sabes bailar, es difícil enseñar a bailar, o montar un baile.

Además, y con la intención de darle una línea de cohesión a todas las actuaciones, este año se ha decidido elegir un tema común: el mundo del circo. Pero eso me lo pone aún más difícil.

Me he acordado de un video de Bob Dylan, muy conocido, de su canción Subterranean Homesick Blues, donde simplemente él mismo va mostrando a la cámara unos carteles hechos a mano con la letra de la canción. Y se me ha ocurrido, que si consiguiera dieciséis narices de gomaespuma -de esas que usan los payasos-, podríamos hacer lo mismo -en español y en inglés- con una canción que les encanta: Don't worry, be happy, de Bobby MacFerrin.

No sé, os mantendré informados.

21 de octubre de 2008

El tope del tranvía

Tu abuela me lo ha contado
cientos de veces.
La posguerra de Madrid
-Madrid que se resistía-
el hambre, la piel del plátano.
La alegría de vivir,
Glorieta Luca de Tena,
y viajar por cuenta ajena
en el tope del tranvía.

Los Erasmus no hacen cola
ni pagan ningún billete,
ni necesitan abrigo.
Aprenden a hacer amigos,
conocen a Libertad,
dan envidia a su papá
y al resto de sus amigos.

Aprenden a convivir.
A tener autonomía.
Y -como su abuela hacía,
en las calles de Madrid-,
la alegría de vivir
en el tope del tranvía.

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Diego, me encantó el oceanario. Te mandaré fotos.

16 de octubre de 2008

Las canciones

El año pasado -el curso pasado- os contaba que una de las canciones que escuchábamos, mientras hacían los ejercicios para que no se convirtieran en deberes, era el poema Tu risa, de Pablo Neruda, cantado maravillosamente por Olga Manzano y Manuel Picón.

Lo curioso es que aún me piden que les ponga esa canción. Y la cantan. Pero los que me conocéis sabéis perfectamente que soy capaz de ponerme muy pesado con una canción (ya os conté también, que por "canción" yo entiendo simplemente una suma de dos placeres: la música, y la letra. Dos placeres, dos lujos de los que sólo el ser humano dispone; dos puntos brillantes en el espacio exterior cuyo origen está relacionado, quizá, con nuestro verdadero origen). Desde pequeño, -a la edad de mis alumnos- me he acostumbrado a aprenderme las letras (por eso, cuando os digo que soy un profesional del karaoke, debéis creerme). Y, además, así empecé a aprender inglés (no sé si alguna vez he mencionado que soy también el profe de Inglés para el resto del 3º Ciclo). A cada clase, el primer día de curso les cuento siempre lo mismo: yo aprendí inglés con las canciones.

Aún hoy, aunque aquí no puedo demostrarlo, podría escribir íntegramente las cosas que Cat Stevens le contaba a su hijo (Father and son), las cosas que se decían los buenos amigos (Bridge over troubled water, You've got a friend), los poemas de amor (How can I tell you, For Emily whenever I may find her...), o aquella maravillosa -y vieja compañera- melancolía (Kathy's song, American Tune, The Boxer, If I laugh, Wind Up,...). Me veo perfectamente, con aquel cuadernillo de las letras del tamaño de los discos (de los discos de antes, de los vinilos). Lo tenía arrugado y gastado, pero conseguí, a base de diccionario, de preguntar cuando podía a mi profe, y de imaginación, traducir cada verso de aquel papel. Pero mucho antes de aquello, mucho antes que el inglés, estaba "Jardinera, tú que entraste en el jardín del amor, de las flores que tú riegas, dime cuál es la mejor. La mejor es una rosa que se viste de color, del color que le antoja, y verde tiene la hoja. Y verde tiene la hoja.".

O el larguísimo, trágico y tristísimo Romance de Delgadina (lo de la princesa que la encierra su padre...), pasando por (mi favorita, desde siempre) "El trigo entre toas las flores, ha elegido a la amapola, y yo elijo a mi Dolores, Dolores, Lolita, Lola. "

Así que, aunque no sé si se notará -tengo pendiente preguntárselo a la profe de Secundaria- yo este año voy a seguir, al menos una vez a la semana, fotocopiando una canción de verdad.

A mí me funcionó.
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We are the champioooooooons, We are the champioooooooon of the wooooooorld

Don't worry, be happy, Don't worry, be happy, Don't worry, be happy,

I don't like mondays, I don't like mondays,

How many roads must a man walk down
before you call him a man?
The answer, my friend, is blowin' in the wind,
The answer is blowin' in the wind.

14 de octubre de 2008

Las profesiones de mis alumnos

El otro día, al salir del cole, y mientras conducía mi vieja moto hasta casa, me pareció ver un hombre en la cuneta. Me dio la impresión de que me hacía señas, así que paré junto a él:
-Buenos días-, me dijo.
-Buenos días-, contesté. -¿Puedo ayudarle en algo?
- No, muchas gracias. Yo sólo estaba mirando al sol. Esta tarde lloverá, y a mis tomates les vendrá muy bien.

Me quedé pensando lo importante que era para aquel agricultor entender de climatología.

Al día siguiente, también al salir del cole, y mientras pasaba por la puerta del taller mecánico que hay al lado, me llamó la atención un señor al que no conocía. Era un hombre joven, muy serio, que llevaba una especie de ordenador de bolsillo (de Palm Top) en la mano, y anotaba cosas sin parar. Pocos días más tarde, otra profe me contó que era el chatarrero. Que llevaba el ordenador de bolsillo para calcular el peso y el precio de cada viaje.

Me quedé pensando lo importante que era para aquel chatarrero saber calcular.

Hablando con mi mujer el otro día, me decía que en el pueblo no había suficientes peluquerías. Que estaban siempre llenas, o que no abrían todos los días. Pregunté en el cole si en Cadalso había más peluquerías, y en seguida me contestaron que sí, que había dos. Una de ellas era una peluquería de una chica joven. No era un local de lujo, pero se notaba nada más entrar que aquella chica había puesto toda su ilusión en hacerlo agradable. Y, según me contaron, lo había conseguido. Era la peluquería más bonita de la zona, limpia, decorada con gusto y bien atendida. Pero, según parece, además, aquella chica era una magnífica peluquera. Era capaz de cortar el pelo adaptándose a los gustos de las 500 señoras a las que atendía. Señoras, jóvenes, niñas, hasta los chicos acudían. Y cuando me cuentan todo eso, me da mucha rabia. Ya sabéis que yo sólo me peino cuando me pongo la peluca que me regalaron un día.

Y me quedé pensando lo importante que era para aquella peluquera conocer bien su profesión, y hacerla digna.

Justo cuando estaba pensando eso, pasó un avión por el pantano. Pensé en el accidente de Barajas, y en todas las pobres familias. Y pensé en los pobres pilotos.

Y me quedé pensando lo importante, y lo duro, que debe ser estudiar esa carrera. Y, sobretodo, las ganas que debes tener para poder conseguirlo. También pensé que si uno quiere algo, pero lo quiere de verdad, acaba consiguiéndolo.

Justo, terminó de pasar el avión, dibujando la estela en el cielo, bajé la vista y... ¡una barca!. Una barca en el medio del pantano en octubre. ¡Qué raro! Cogí mis prismáticos (siempre me da la sensación de que soy un tío importante si uso los prismáticos) y observé con detenimiento. Eran científicos. Estaban analizando la fauna y la flora del pantano. Al frente, sentada en la proa de aquella embarcación, iba una joven. Era la bióloga. La persona encargada de todo aquel estudio.

Y me quedé pensando lo importante que era que existiese gente cuya pasión fuera la biología.

Al día siguiente, justo al salir de casa... ¡las vacas!. No os he contado que vivo en un sitio donde hay vacas sueltas. Enormes, mansas, tranquilas, gigantescas vacas. Yo ya estoy acostumbrado a ir sorteando, como Valentino Rossi, sus gigantescas mierdas. Pero en el fondo no me molestan tanto. Esas mierdas hacen de señal. "Cuidado, Ángel. Hoy se nos ha ocurrido venir por aquí". Son vacas de carne, la famosa ternera de Ávila (lo siento por los vegetarianos). Y cada una lleva en la oreja un piercing gigantesco. Es su ficha, con todos sus datos.

Y me quedé pensando, y dadas las últimas y preocupantes noticias del sector alimentario, lo importante que era, para todos nosotros, que existan buenos veterinarios y veterinarias.

Ese día, al llegar a casa, puse la tele. A mí no me gusta el rugby, pero, como entendido en fútbol, sé perfectamente lo importante que es el Torneo Cinco Naciones. Me llamó la atención, sin embargo, que después de tantos años, no hayan cambiado el nombre. Lo de naciones está anticuado. Los equipos de fútbol (incluidas las selecciones), no representan a ningún país. Lo más increíble es que, en el equipo de Escocia, jugaba por primera vez en la larguísima tradición escocesa, un jugador español, nacido en Rumanía.

Y me quedé pensando en aquel jugador de rugby. Y, sin darme cuenta, me sentí muy feliz de repente.

Ensimismado en aquel pensamiento, de forma inusitada recordé lo de la transferencia del banco. "Voy a hacerlo ya, porque se me olvidará". Encendí de nuevo el mac, y lo apagué. Nunca me acuerdo que los de CajaMadrid no hacen nada para que su página funcione en mac. Tuve que encender la mierda del pc. Y mientras veía la cuenta, y la cantidad de cargos que tienes y que ni te acuerdas, pensé dos cosas (dos por uno):

- Lo importante que es que la gente que lea esto sepa lo que es un mac, una página, el pc, una Palm, el 84...
- Lo importante que es, para republicanos y demócratas, para los que invierten en bolsa y los que sólo vierten en bolsa, para todos nosotros, conocer de verdad la economía. Ser economista. (Y no me refiero sólo a licenciarse).

Pero llegó el gran día. Champions League. La final. Manolo Lama, Pepe Domingo Castaño, todos. Los del carrusel. Y yo con la tele y la radio a la vez. Real Madrid -faltaría más- contra el Liverpool. El Liverpool del niño... No es Torres. Han pasado ya 15 años, y ahora el niño es un futbolista que empezó jugando al fútbol en Cadalso. Luego, cuando Lama lo entrevistó al final del partido, me recordó a Zidane. Un chaval con un buen cerebro. Un tío que juega maravillosamente al fútbol, y que además sabe hablar contigo. O con un periodista. Un ejemplo, como pocos.

Al día siguiente, disfruté de un amanecer precioso. No habían cambiado la hora aún, por eso era de noche. Arranqué la moto pensando todavía en la increíble vaselina de... aquel jugador. Un ejercicio de ballet, un gesto emocionante, como sólo había sentido aquel día en el Snoopy, con el gol de Zidane.

Justo en la puerta del cole, como todos los días, saludé a la policía, que enseñaba a los pequeños a cruzar la calle, a la profesora de Infantil 4, y a Julio, el coordinador TIC. El informático del cole.

Y me puse, como siempre, a trabajar. Había sonado el timbre.

13 de octubre de 2008

La Peña Muñana

Gracias a la amplia difusión y éxito sin precedentes que ha tenido la publicación en internet de El Correo de Cadalso desde su inicio -cumple ahora un año-, esta localidad de la Comunidad de Madrid, Cadalso de los Vidrios, es ya muy conocida. Aún así, si alguien tiene interés en saber por qué somos de pueblo, pero por qué también de Madrid, os escribo este artículo. Entiendo que, principalmente a los que me leen desde fuera de la Comunidad de Madrid (Bilbao, Viena, Lisboa...) esto les resulte paradójico: o eres de pueblo, o eres de Madrid. La ya eterna expresión "Conocimiento del Medio", bautizada, también eternamente, como "Cono" propone conocer, al menos sucintamente, la geografía de nuestra comunidad. De la comunidad de cada uno.

Desde aquí, desde la Peña Muñana, se ven las torres Kio (lástima que en la foto no se aprecien). Pero sentado aquí, a 802 m. de altitud, con una panorámica que te deja boquiabierto en todas direcciones (me gustaría poder hacer una imagen quicktime vr, una imagen como esta...) y siendo viernes, 11:30 de la mañana, me parece que las torres Kio no es que estén lejos, sino que no existen. Las torres Kio forman parte de los telediarios. Y sólo existen en la tele. Desde aquí no se ve ni el Hipercor, ni el Supercor, ni el Leroy Merlin, ni el Carrefour, ni nada de eso: están más allá, detrás de las montañas.

Desde aquí alcanzamos a ver, en un maravilloso día como el viernes pasado, San Martín de Valdeiglesias, El Tiemblo y, si sabes orientarte bien y tienes buena vista, Cebreros (Comunidad de Castilla y León, por tanto, otro "Cono").



Sentado -durante un segundo que me dejaron hacer la foto- en una mole de granito, de granito de Madrid, (con musgo, el musgo de verdad, el de Plaza Mayor en Navidades...) de dimensiones gigantescas.

9 de octubre de 2008

Luisito

El nombre se lo hemos puesto entre todos. Luisito ha costado 80 Euros en EBay (presupuesto del 3º Ciclo de Primaria); sus días en la oficina han terminado. Se ha venido a nuestra clase, ahora está con nosotros para aprender con nosotros. Se le ve contento, se siente bien tratado; le hemos puesto mesa y silla, como los demás, y mirando a la pizarra, como estamos los demás.
A mí me gustaría saber contar cómo es Luisito como lo hacía un señor que conocí -a la edad de mis alumnos-, que se llamaba Juan Ramón Jiménez cuando hablaba de su burro.

Luisito tiene un Responsable de Informática -un cargo mensual, en el "Comité de Dirección"- que lo enciende y lo apaga cada día. Con Luisito hacemos los powerpoints de cada tema, y luego uno de nosotros lo explica. A Luisito lo hemos vestido con la foto que nos hicimos el año pasado, cuando fuimos a la exposición Madrid es Ciencia. Y todos queremos estar con él; por eso el Responsable de Informática tiene que llevar la cuenta de los que ya han estado con Luisito. Luisito tiene que sentirse como el rey del mundo, porque no hay nadie en la clase, ni niño ni niña, con los que toda la clase quiera jugar. Lo malo es que aún no hemos tenido tiempo para lo mejor: para escribir en El Correo de Cadalso. Tenemos que hacerlo uno a uno, y Luisito no da a basto. Para lo del Correo de Cadalso tenemos que ir al Aula de Informática. Pero a nosotros nos gusta que Luisito sea de la clase. Somos un colegio público. ¡Viva Luisito!

7 de octubre de 2008

Un experimento

En este curso, como ocurrió en el anterior -y supongo que en el siguiente-, debo dar clase a los alumnos que han elegido la opción "No religiosa" para sus clases. No quiero polemizar, sólo aportar una idea que se me ha ocurrido. El año pasado tan sólo tenía a los niños marroquíes, pero este año se han apuntado algunos españoles; lo que ha supuesto para mí más trabajo... y una innegable, absurda e insignificante satisfacción. Por tanto, tenía que pensar algo, tenía que programar algo (programar, no sabéis lo difícil que es ir del mundo del javascript al mundo de los conocimientos-habilidades-destrezas) para esta asignatura durante este curso.

No puedo (no debo) aprovechar para reforzar conocimientos-habilidades-destrezas básicas, así que debe ser algo distinto. Yo lo veo por el lado positivo. Es mi oportunidad. Es la oportunidad de hacer algo por mí mismo; de intentarlo. Supongo que es algo parecido a lo que me llevó a dejar de ser maestro hace más de veinte años. La cuestión es que se me ha ocurrido que durante este curso, dos sesiones a la semana, vamos a hacer disco-fórum. Sí, ¿qué pasa?. El disco-fórum, queridos jóvenes (a los blogueros os hablo) era una cosa que estaba de moda en mis tiempos. Nos juntábamos (donde podíamos) para escuchar a Lluis Lach, a Luis Eduardo Aute, a las Vainica Doble, a Víctor y Diego, a Víctor Manuel (dios mío... planta 14), a Javier Krahe, a la Mandrágora (querido disco), a Carlos Cano (a quien conocí personalmente porque vino a verme a mi clase. A mi clase de Magisterio), a Olga Manzano y Manuel Picón, a Pablo Guerrero, a Luis Pastor (estuve una vez en su casa), a Académica Palanca, a Víctor Jara y Violeta Parra, a los Calchakis, a Pablo Milanés, a Silvio Rodríguez... podría seguir y seguir y llenar páginas.

Pues sí, eso que se hacía, lo de escuchar las letras, aunque parezca antiguo, propio de -como se dice ahora- frikis, es lo que vamos a hacer.

Nota previa para futuros maestros:
Esto no es una programación. Si queréis programaciones, las podéis copiar de cualquier CD-ROM de cualquier editorial (es lo que hacemos todos).


PROCEDIMIENTO:
1º - Recito, lo mejor que puedo (no soy María Asquerino, pero lo intento) la letra de la canción. Ningún problema. Me las sé de memoria. Sí, de memoria. Y reto, desde aquí, a quien no se lo crea.

2º - Escribo en la pizarra, respetando las estrofas y los versos, la letra de la canción. Y la copian. Porque sí, porque lo digo yo. (Y con buena letra). En el cuaderno de Religión (porque no hay otro. No voy a referirme a él como el cuaderno de "no religión").

3º - Escuchamos la canción entera. Si no puedo evitarlo -que nunca puedo, porque soy un profesional del karaoke- yo canto al mismo tiempo y en voz alta, al menos el estribillo.

4º - Pregunto, (a quien creo que ha estado más atento) que nos diga qué cuenta el autor de la canción. Y escucho otras versiones después, haciendo pequeños comentarios sobe cada verso, o sobre lo que creemos que nos está diciendo el autor.

5º - La escuchamos de nuevo, entera. Y yo la canto entera (mi voz, cómo os diría, es... como la de Joan Manuel Serrat...), y algunos empiezan a atreverse con algunos versos. O con el estribillo (el estribillo, qué gran invento).

6º - Leemos, cada uno en su cuaderno, la letra de la canción.

7º - Si nos da tiempo, que nunca nos da, la esuchamos una última vez.

EVALUACIÓN:
Si en la próxima sesión te piden que la pongas otra vez, has aprobado. Pero no vale tenerlo en cuenta al principio. Si al comenzar la canción escuchas -como me pasó a mí el otro día- "profe, esto es una mierda", no debes hacer caso y seguir con lo tuyo. Como si pusieras a Aute en una discoteca. Porque el que pone los discos eres tú. Y no se admiten ni críticas, ni mucho menos sugerencias.

Además es divertido. Como os imagináis, -a muchos no hace falta que os lo diga- ya me hecho una lista de reproducción que se llama "6º B". Una lista de reprroducción que, faltaría más, no voy a desvelar entera.

Eso va a ser uno de los grandes temas este año en mi blog. Mi lista de reproducción para la asignatura "Música, canción y pedagogía". Así se llama. Y el nombre no lo he puesto yo. Lo puso, hace muchos años, mi profesor en Magisterio.

Ya llevamos dos.

El primer día, la asginatura comenzó con la versión de "Sólo le pido a Dios" de Mercedes Sosa.

El segundo día, con la historia de "Clodomiro el Ñajo", de Carlos Mejía Godoy y los de Palacagüina. Una historia de un muchacho que se fue a comprar una libra de clavos y un formón, una libra de clavos y un formón, una libra....

6 de octubre de 2008

El español

Leo en El País que EE UU ya es el segundo país en hispanohablantes, pero -"no se puede confiar la supervivencia del español en su número de hablantes"- dice Elvira Lindo (también en El País).

Ni su supervivencia, ni su estado de ánimo, añadiría yo. Quizá sobreviva, pero no sabemos si estará triste, alicaído, sin ganas, sin lustre, sin brillo y.... ¡ay!, sin esplendor.

2 de octubre de 2008

Para una amiga

Hace mucho tiempo, más de una década, tuve el privilegio de conocer a la mujer que años más tarde ocuparía el cargo de directora general de Radio y Televisión Española (actualmente en un cargo mucho más importante, aún). Por aquel entonces ni ella ni yo hubiéramos creído en lo que nuestros destinos nos tenían preparado. Ella era una prestigiosa profesora universitaria y yo me creía el rey del mundo del software educativo. Durante todos aquellos años no recuerdo ni una sola conversación, de tantas como tuvimos, que tuviera como tema central el papel de la televisión pública. Nos preocupaba, claro que sí, la educación de nuestros hijos -mi hija sigue siendo hoy muy amiga de la suya-, pero lo vivíamos como padres, no como profesionales afectados: ella como directora general y yo, ahora, como maestro de pueblo. Paradójicamente, ahora que nuestros hijos son mayores -esto es, con criterio propio-, el asunto de la televisión pública, el debate de la televisión pública, es un tema primordial en nuestro trabajo -aunque dejó su cargo, su nivel de responsabilidad ahora sigue siendo como de ciencia-ficción-. Como desde que comenzó a salir en los periódicos y en los telediarios casi no la he vuelto a ver (excepto una cena muy divertida, con los guardaespaldas sentados en otra mesa; una cena que algún día os contaré), he decidido escribir este artículo (bueno, esta entrada). A ver si así saca una tarde de sábado de su agenda (comprendo que es dificilísimo) y se viene a casa a tomar café.

Anoche. He terminado mi entrada, preparado las clases de mañana y... hoy hay Champions League. Genial. Me pongo la SER en internet (con mi Mac inalámbrico...) y enciendo el Digital+. No creo que haya en la tele nada más divertido. Es más, admito que casi sólo veo fútbol (bueno, Fiebre Maldini, El día antes, El partido de Primera (el día en cuestión, como mi mujer lo llama), El día después, Informe Robinson, los telediarios (80% noticias deportivas), la Eurocopa, la UEFA, La Liga y la Copa del Rey. Está bien, admito que veo también algunos partidos amistosos, partidos homenaje, entrevistas, programas sobre grandes jugadores... y además luego está el Canal Real Madrid, que está muy bien si quieres ver -una vez más- el gol del otro día. )

Pero justo antes sale Gabilondo (no conozco, quizá por falta de información, un periodista mejor que Don Iñaki en este país) hablando de la guerra del fútbol.

Yo, con unos langostinos del Carrefour que me he comprado para el partido. Mi coca-cola (soy un adicto) y el Mac.


Ella:
- Es lógico. Si quieres ver el fútbol, es lógico que tengas que pagar. A medida que vayan teniendo más clientes, será cada vez más caro. Yo entiendo perfectamente que se quejen las emisoras privadas. O pagas, o te dejas adoctrinar. O pagas, o a TeleMadrid (una cadena que da asco, una cadena del váter).

Yo:
- Pero yo nunca, en toda mi vida, he tenido que pagar por ver la tele. Si a mí me dices, a mis veinte años, que habrá que pagar por ver la tele, me hubiera sonado a ciencia-ficción, a rollo Orwell.

Ella:
- Pues ya te puedes ir acostumbrando. Y no sólo tú.

Me quedo pensando... Me la ha soltado, se larga (a navegar por internet) y me deja "abrazado a una duda, en mitad de la calle y desnudo".

Sí, ya sé. También mis alumnos. Pero yo pagaría, y se supone que lo hago, para que en TVE no se mostrara la idea del éxito sin esfuerzo (poned ejemplos vosotros, cualquier "realiti sou" sirve). Para que en TVE hubiera pasta, pero mucha pasta, para que trabajaran allí los mejores profesionales que hubiera en España. Para que se hicieran buenos programas, y no hablo de programas educativos. Hablo de buenos programas. No entiendo que en literatura se hable de libros (educativos o no), y no sea lo mismo decir "televisión" que "televisión educativa" (es decir, un bodrio que no aguantan ni los menos exigentes). Lo que pasa es que el público infantil no tiene pasta. La pasta (cada vez menos) la tenemos los del fútbol. Y tenemos que pagar por ver el fútbol.

Y me quedo recordando el día -histórico- en que la antigua directora de RTVE se negó a retransmitir la final de, nada más y nada menos, la Copa del Rey. No tenía dinero suficiente. O lo que es lo mismo, los otros tenían más. Los otros. Los del fútbol. O sea, yo.

Un beso, Carmen.

1 de octubre de 2008

Una buena noticia

Tengo una alumna que ha ganado un concurso literario este verano. Como es de las pocas buenas noticias que hasta ahora he tenido en este curso en el cole, quiero que lo sepáis. Me envió durante las vacaciones su cuento por correo electrónico, y pensé, aunque no lo dije, que se merecía ganar el concurso. También pensé que los concursos literarios no sirven de mucho, al menos lo poco que conozco; pero ha ganado mi alumna, y eso me pone muy contento.

-"Cómo mola ver que algunos tiran pa arriba, aunque sean pocos"-, me decía un compañero hoy.

Enhorabuena, Alba. Sigue escribiendo.