El plan era dar clase hasta las 11:15, y marcharnos luego en autocar al pueblo de al lado, que tiene una magnífica piscina cubierta municipal. Y así lo hemos hecho. Claro, una vez más, los niños decían que nos íbamos de excursión (entienden, por definición, que cualquier actividad extraescolar, requiera o no transporte público, es una "excursión"). Hemos llegado en 10 minutos, y los hemos repartido en dos filas: niños a los vestuarios masculinos, y niñas a los femeninos. Como lo habíamos previsto, nos ha acompañado la profesora de Religión, por si necesitábamos alguna ayuda en el vestuario de las niñas -los tres tutores del 3º ciclo somos hombres-. Allí nos han recibido dos monitores, que se han encargado de ellos, proponiendo una serie de juegos en el agua que les han parecido muy divertidos -no hay nada como jugar en el agua-. Como yo no sabía que la instalación contaba con dos piscinas, y que además no iba a hacer falta mi participación para controlar a los niños, no me he llevado el bañador, y me he arrepentido muchísimo. Manuel, tutor de 6º, ha estado todo el rato disfrutando del jacuzzi, tumbado relajadamente mientras los demás mirábamos con envidia desde la grada. A pesar de que es un pueblo muy cercano, no conocía esas estupendas instalaciones.
Al entrar, y con el propósito de ayudar en lo que pudiera, me he metido en el vestuario de los niños. He recordado, inmediatamente, la sensación que tuve a su edad, cuando me vi oblidado a desnudarme por primera vez delante de mis compañeros. En aquel colegio nos duchábamos siempre que teníamos clase de Educación Física, y siempre delante de todos los compañeros. Aquí no ha sido así: cada uno ha ido entrando en las duchas, y allí se ha podido cambiar tranquilamente. Lo curioso es que, una vez han salido todos y todas, con los gorros de baño puestos, no los reconocía desde la grada. Estoy acostumbrado a verlos todos los días, pero no en bañador y con el gorro de baño. No ha sido sólo un ejercicio físico en el agua; ha servido también para acostumbrarnos a vernos en bañador, unos más delgados, otros más gorditos. Lástima que algunos niños no hayan querido venir. No estamos en este mundo para ser gordos o flacos, sino para ser felices.
14 de mayo de 2008
Hoy, a la piscina
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4 comentarios:
No tiene nada que ver pero algo que me llama mucho la atención aquí en Galicia es el pudor que muestran todavía muchas mujeres (más o menos jóvenes) a la hora de desnudarse en el vestuario...
Pero está claro que aquí hemos venido a pasarlo bien.
:)
Uno se hace mayor cuando descubre que no estamos aquí para ser gordos o flacos. Cuesta, pero luego da muchas satisfacciones.
Y ya metidos de lleno me gustaría contarte que en la antigua RDA, la llamada Cultura del Cuerpo Libre (Freie Körper Kultur) estaba a la orden del día, cosa que en la RFA no sucedía. Y claro, cuanto más al norte te vayas, más saunas y más lorzas al aire.
Me hubiera gustado más si nos hubieran dejado un ratito para nadar y hacer carreras, sin que los monitores nos dijeran que había que hacer.
Ha sido divertido.
Se deberían hacer más actividades,cerca del cole y en las que los niños hiciesen ejercicio,como hoy.
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