Dice Juan José Millás, en El mundo, que él es un culpable nato. Anoté esa frase en su libro -no, en su libro no, en el mío, que lo pagué yo-, porque yo también soy un culpable nato. Hay personas que no, y no son mejores ni peores; en todo caso, los que no son culpables natos, quizá sean un poco más felices. Si no sabéis si sois culpables natos o no, o si nunca os lo habéis planteado, no es difícil saberlo.
Si vais conduciendo y veis a la Guardia Civil, ¿os... preocupáis?. Aunque tenga todo en regla, da igual, yo sí me preocupo -nótese mi manifiesta y demostrada incapacidad para escribir sin palabrotas-. Aunque haya sido muy escrupuloso -como soy- con las normas de tráfico, siempre me preocupo. (A ver si un día me sale por fin un artículo sobre normas y valores de tráfico). No es sólo el temor a que te puedan confundir con un delincuente porque te parezcas a él -porque seas, por ejemplo, calvo...-. Es el temor a que tú mismo seas un delincuente y no lo sepas. De todas formas, tengo amigos que no son culpables natos, y ellos me conocen a mí. Saben que sí lo soy. A los que no sois culpables natos os sorprende nuestra actitud. Pero no somos exactamente cobardes; se trata de otro asunto, algo mucho más profundo. Algo que, tal vez, empieza a fraguarse... a la edad de mis alumnos.
A los diez años empiezas a ser miembro del clan de los culpables natos. Incluso Millás lo cuenta así: él lo es desde que tenía esa edad. Es posible que en la adolescencia -cuando todo se va a la mierda- la cosa cambie, y ya no te sientas un culpabe nato, pero, en el fondo, los que lo somos de verdad lo somos para toda la vida. Cuando te haces la pregunta "¿qué habré hecho mal?" y no obtienes una respuesta clara -clara y contundente-, tienes muchas posibilidades de ser como nosotros, los culpables natos.
(Falta media hora para salir, y Pedro tiene un hipo tan escandaloso que no nos deja leer. Todos se ríen cada... ¿20 segundos?)
BASTAAAA YA, VAAAMOS, SEGUIMOS LEYENDO...
(Pedro no lo puede evitar, y toda la clase, incluido él mismo, a carcajada limpia)
Pedro, dame la agenda. Voy a escribir a tu madre que te has quedado sin recreo durante un mes.
(Silencio total. To tal. Pero no me mola. Es el silencio de Charles Chaplin y su bigotito. Dos o tres segundos donde todos me miran. Y Pedro me mira aún más. Saco mi dedo índice haciendo como que le disparo, y sonrío muy despacio. Como... Indiana Jones, por ejemplo.)
Todos se ríen aún más:
¡¡¡¡¡Ja, ja, ja, ja, ja, ja!!!!! Pedro, ¿a que se te ha quitado el hipo?
Pedro, sonriéndome, y con ese acento tan especial que proporciona el aparato dental:
Sí, profe. ¡Sema quitao!
21 de febrero de 2008
Yo también soy un culpable nato
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8 comentarios:
Yo también soy culpable nata.
¡Uf!
:(
Y muy eficaz tu método anti-hipo, eh.
Yo..."¿quién me ha robado mis gachas...?", ¿será culpa mía, por haberlas dejado aquí?, ¿o será culpa de quienes me las han robado por hacerlo?. Complicado este tema, no se yo, me lo preguntaré con mas conciencia.
Interesante el tema de hoy. Me lo replantearé.
Gracias por tus historias.
Hola!A mí también se me pone rápidamente cara de haber mangao algo en el Simago; uno no lo puede evitar. Por ejemplo cuando aquí, en Viena, pasa el revisor en el metro (aquí pasa). Aunque sepa perfectamente que tengo en la cartera la tarjeta mensual, oyes. Es que es inevitable.
Nos pasa yo creo por andar con demasiado cuidado por la vida. Ya se lo decía yo a mi sobrina ayer: hay que hacer alguna locura de vez en cuando.
Un abrazo,
P.
PS: Por cierto, Harry el sucio, qué acojo..digo acongoje, joé: un mes sin recreo. A mí me hace eso un profe y me hace un culpable nato para toda mi vida jajajaja ;-)
Todos somos culpables natos en algun momento, yo también tengo miedo a la guadia civil, creo que si me parasen alguna vez, me pondría tan nerviosa que aceleraría, me tomarían por una delincuente y terminarían disparándome, y eso que mi coche no pasa de 120.
Lo de los sustos para el hipo, ¿de verdad funcionan?.
¿Que si funcionan? Pregúntaselo a Pedro -que no se llama así-...
Paco: Los profes no gozamos -ni mucho menos. del respeto de antes. Ni respeto, ni miedo. Pero sí, se le quitó el hipo.
¡¡Eres Súper-Hipo!!
Recuerdo la cara de "Pedro". (¿Para que habré puesto "Pedro" en vez del nombre de verdad? Sabes que no me gusta que nos quites el nombre...)
También recuerdo la de Coral (y este si que es un nombre de verdad).
Buen Trabajo.
Mientras no seas un condenado nato todo va bien.
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