25 de febrero de 2008

Mi amigo Fernando

Can you hear the drums, Fernando?

Hace muchos años que no te veo, y no sé nada de ti. Lo último que supe es que vivíais en Barcelona, tus dos hijos, tu mujer y tú. Supongo que seguiréis siendo vegetarianos (los cuatro) y que seguiréis viviendo allí. Ayer me acordé de ti -sí, ya sé que era fácil, era tu voz en la tele-, pero, como no me da vergüenza, he decidido escribirte un email aquí.

Aunque mis alumnos quizá no se acuerdan -ojalá se acuerden, no ya de esto, sino de algo-, hace tiempo les hablé de ti. Estábamos en clase de Inglés (en la fase de My taylor is rich, para que te hagas una idea), y les dije que tenía un amigo que era intérprete. Expliqué también la diferencia, para que lo entendieran, entre traductor e intérprete. Y expliqué que trabajabas en la Comisión Europea. Y expliqué que cuando, durante un rato hablando, alguien se reía, que medio segundo después tú te reías también. Que imaginaran lo dificilísimo que era eso. Les expliqué también que, cuando veían en la tele a personas importantes reunidas, y con auriculares en sus cabezas, eras tú quien hablaba. Eras tú quien hacías posible la comunicación. Que eran personas importantes, eso seguro, pero que había también otras personas, igual de importantes, que trabajaban en unas cabinas de cristal, delante de un micrófono.

Lo que no les expliqué, pero lo haré, es que todas esas personas, unidas, formando un corro, constituyen el ordenador más perfecto que los seres humanos hemos sido capaces de fabricar. Les diré que piensen por un momento que, por fin, viene alguien a visitarnos de otro planeta. Ni Bush, ni Zapatero podrían hacer nada sin vosotros. Que lo sepan. (Y que se acuerden).

A mi amigo Fernando, a quien hace años que no veo pero sigue siendo mi amigo -porque fue mi amigo... a la edad de mis alumnos- lo escuché anoche en la tele, en la ceremonia de los Oscars. Iba medio segundo después. De cualquier acento, del norte, del sur. Interpreta en inglés -y en otras lenguas- a cualquier persona del planeta.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Tienes razón: eso de escuchar y hablar al mismo tiempo debe ser complicadísimo; ¡Un saludo a tu amigo!

Anónimo dijo...

Fernando va a saber que has hablado de él. Y le va a encantar. Wesseber...

Paco Bernal dijo...

Los amigos son para siempre, aunque uno no los vea, aunque la vida se los quite de cerca. Hablando de amigos: el otro día mi amiga Diana se hizo una foto con Tilda Swinton en Berlín. Por interpósita persona Mújol y Paco han estado pues relacionados con los Oscar ;-)
Abracetes aus Wien.

Anónimo dijo...

Alzaré mi cerveza esta noche por él y los suyos. Al fin y al cabo los amigos de mis amigos son mis amigos :)

Irreverens dijo...

Mi más profunda admiración es lo que suscita en mí tu amigo Fernando.
Yo trabajo de traductora porque lo de intérprete no es para mí.
He trabajado en contadísimas ocasiones de intérprete "consecutiva", no "simultánea" y ya me pongo de los nervios.
Con la simultánea, sencillamente me bloqueo. Bueno, ahora hace muchísimos años que no lo intento pero... uf, mejor que lo haga Fernando.
:)))

Mariano Zurdo dijo...

Ya tu admirado Javier Marías les hizo un buen guiño a los intérpretes en Corazón tan blanco, si mal no recuerdo (que lo mismo estoy metiendo la pata).
Pues yo también me beberé unas cañas a vuestra salud, hombrepordios.

Irreverens dijo...

Sí, Mariano, era en Corazón tan blanco.
:)

Alba Stark dijo...

Soy Alba, ahora me llomo "Cat-A".
Sí que me acuerdo de eso. Debe ser terrible acordarse de un amigo y no poder verle. Que difícil será hablar (o hacer signos) casi al mismo tiempo que otros...

Fernando dijo...

Amigo Ángel Manuel,

Hoy he leído un emilio de Esther en el que me comunica la existencia de tu blog y tengo que confesar que tu (mi) semblanza me ha emocionado...y me ha hecho recordar viejos tiempos. Sin querer parafrasear a Jorge Manrique, que, como sin duda ya habrás contado ya a tus alumnos, en las Coplas por la muerte de su padre decía que cualquier tiempo pasado fue mejor.

Bueno, no hay que exagerar, no todo tiempo pasado fue necesariamente mejor, porque tú y yo también nos hemos comido algún que otro marrón en el pasado, pero eso no impide que ciertas épocas de mi vida me provoquen más melancolía que otras.

Y de una de esas épocas me acordé mucho ayer, mientras paseaba con mi madre por lo que en otra época llamábamos la arboleda y "michica", que en la actualidad es un vertedero de cascotes. Aproveché mi viaje a Madrid (!qué gozada el AVE!) con ocasión de los Oscar para pasarme por la Aldea para ver a mi madre. Allí sigue viviendo, más sola que la una.

Paseando por allí y me vinieron muchas cosas a la memoria: aquellas tardes interminables transcurridas en la arboleda, o en moto, de acá para allá la Dakota de Sergio y Esther, tu Cobra, mi Vespa naranja sin pata de arranque... la Cota 74 trucada a 175 de Santiago... (qué necesidad perentoria de cambiar constantemente de sitio) en la bodega de tu casa, en la esquina de mi calle, los escalones de la nave de casa de Santiago -aquella nave siempre llena de retales de licra tirados por el suelo-, las casa de Lourdes cuando se quedaba sola... el banco del parque, ¿Qué habrá sido de toda aquella gente? Las Tamargo, el Verduras, el ruso, Cecilia, Lourdes, Nieves, Joaquín, Adrián, Margarita, Milagros, Maite... La acampada en el río, los leones, los hierrros retorcidos del aparato de ortodoncia de Santiago entre los rescoldos de la hoguera.
Ah, lo más importante, la banda sonora de todo esto: Jethro Tull, Carpenters, Cat Stevens, Alan Parsons. Posteriormente Pink Floyd.
Pero bueno, creo que por hoy vale, prometo ir dejando comentarios en este magnífico blog que tienes. Dale un abrazo a Ache y dile que este verano me acordaré mucho de ella porque voy a trabajar en la Expo de Zaragoza. Un abrazo.

Fernando

Anónimo dijo...

Et voilá Fernando...¿Quién da mas?

Rodros dijo...

VIVA EL INTERNESSS!!!

Ay! Qué bonito! si casi se me saltan las lágrimas a mí, como estará este mújol nuestro!!

Mariano Zurdo dijo...

Esto es espectacular. Yo ya llevo recuperado un amigo de la infancia y otro de la facultad gracias al blog. Claro que existe dios y se llama internet.