Hace unos días os hablé de que me sentía orgulloso de tener en mi clase a un alumno que me hacía de intérprete con las madres árabes -también tienen padres, pero no aparecen por el colegio, como los españoles-. Contaba en aquella (mira por dónde, voy a poner aquí un link, aunque lo tenga que hacer a mano) ocasión que me ayudaba con otros alumnos.
La conversación, en aquel momento, fue así:
(El momento de repartir las notas, justo antes de las vacaciones de Navidad. Yo dentro de la clase, y saliendo de vez en cuando para recibir a la siguiente madre. Más o menos como una consulta en un ambulatorio, pero sin médico.)
Karim, ven aquí. Ayúdame. Dile a la madre de Oualid que debe leer todo esto en las vacaciones. Y hacer más cuentas, con restas y sumas "llevando". (Supongo que sabéis lo que son sumas y restas llevando,¿no?. Hummm...) Dile que no trabaja nada, y que debe poner más interés. Si no hace nada no terminará de aprender a leer.
Karim (en su perfecto árabe, habla con la mujer). La mujer asiente, me sonríe, y me dice "gracias".
Yo asiento, sonrío, y digo:
De nada. Feliz Navidad.
(Inmediatamente me doy cuenta de que -una vez más- he metido la pata. Ellos no celebran la navidad.)
Me voy a casa contento, deseando contaros que tengo un intérprete en clase, y que estoy muy orgulloso de él. Y os lo cuento.
Hoy me ha pasado esto:
... así que, como véis, mentir no conduce a nada. Sólo a complicarse la vida tontamente, porque la mentira se hará cada vez más gorda, como una enorme bola de nieve. ¿Sabéis a qué le llamamos "efecto bola de nieve"...?
Karim:
- Profe.
¿Qué pasa, Karim? ¿Me estás escuchando?
- Sí, profe, es que yo te mentí.
¿Que me mentiste? ¿Cuándo?
- ¿Te acuerdas el otro día, cuando me pediste que dijera a la madre de Oualid que no trabajaba?
Sí, ¿por?
(Mirándome con una sonrisa enorme, con el mismo sentimiento de culpa que tendría una bacteria)
- Le dije que todo iba bien.
¿Y por qué hiciste eso? ¿Por qué me engañaste?
- Porque así Oualid podría jugar. Si le decía eso, lo iban a castigar sin salir.
En fin. Oualid, aquí tienes un amigo. Y aquí a un maestro que se las da de listo, y -como casi siempre- se las dan todas en el mismo carrillo.
¿Vosotros fuistes así de crueles con vuestros maestros y maestras? Yo sí.
21 de enero de 2008
El intérprete (II)
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3 comentarios:
Por lo menos siéntete orgulloso de que te contara la verdad. Eso es, en mi opinión, un signo de respeto, tardío pero respeto.
¿De que les sirve a unos niños de 10años decir la verdad, cuando si no les pega un compañero,que no quiere dar clase, les castigan sin recreo porque su profesora de música no ha ido a clase sin avisar al centro, y como si los que tuvieren que avisar y organizar las clases fuesen los niños, y su profesor no se opone a ese castigo, injustamente impuesto por la directora del colegio y la jefa de estudios resultado de su incompetencia para organizar las clases?.
Yo, más que cruel... era muy irreverente.
:D
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