18 de abril de 2012

Al que cierne y masa de todo le pasa

Pasado mañana, viernes, examen de Lengua. Unidad 11. Los refranes, las frases hechas. 
Esta mañana Óscar y yo, mano a mano, explicando (quizá debería decir tratando de explicar) el significado de "Haz el bien y no mires con quien", o "No hay mal que por bien no venga". Difícil.

Como no sé si al final lo habéis entendido, he pensado que os voy a contar aquí una historia. Así, de paso, tenéis algo para leer (aunque no soy tan bueno escribiendo como Roald Dahl).

Hace varios años, yo aún no había vuelto a trabajar de maestro; trabajaba haciendo programas de ordenador. Un día, volvía de Almería de hacer una demo (una demostración del programa) a unos posibles clientes y cuando el avión aterrizó en Barajas, cogí un autobús hacia Zaragoza. Era un viernes por la tarde, y yo quería ir a Zaragoza a ver a Ache, que aún vivía allí.

Después de más de tres horas de autobús, llegamos a Zaragoza. Me bajé del autobús, y me encaminé al maletero a recoger mi equipaje. Llevaba una pequeña mochila con ropa para el fin de semana, el ordenador portátil de la empresa y un videoproyector portátil (un aparato como el que teníamos antes colgado en el techo de la clase, pero mucho más pequeño). Cogí la mochila, pero... las bolsas del ordenador y del videoproyector no estaban. Me di cuenta enseguida de que me las habían robado en Madrid, justo antes de que el autobús se pusiera en marcha.

Enormemente preocupado, le dije a Ache que teníamos que ir a la comisaría de policía a denunciar el robo. Una vez allí, un amable policía iba escribiendo en una máquina de escribir todo lo que me había sucedido (no lo escribía en un ordenador, era una máquina que no se enchufaba a la electricidad, recordadme que os enseñe mañana alguna en el google). Cuando terminé de explicar a aquel señor a qué me dedicaba, y por qué llevaba conmigo el ordenador y el videoproyector, me miró dulcemente y me dijo:

— Al que cierne y masa de todo le pasa.

Yo miré a Ache, sentada a mi lado. Era como si alguien me acabara de hablar en alemán. Ella miró al policía, y comprendiendo perfectamente la situación, le dijo:

— Disculpe, es que él es de Madrid.

Y después, mirándome a mí, mientras el policía escuchaba, Ache me explicó el significado de aquella frase hecha.

— Quiere decir que ha sido un accidente. A la gente que trabaja le puede pasar. No te preocupes, porque tú estabas cumpliendo con tu labor.

Todo eso quiso decir aquel policía aragonés, con solo una frase. Para eso sirven las frases hechas, para explicar cosas muy complicadas con pocas palabras. Desde entonces, esa frase se me quedó grabada en la memoria para siempre.


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