14 de julio de 2015

Sangre de unicornio

El otro día tuve la oportunidad de entregarle en mano al Director del Área Territorial Madrid-Sur, o el Jefe de la Sur, como lo conocemos los maestros, el último ejemplar impreso de El Correo de Rozas de Puerto Real.

— Es el periódico por el que nos dieron el premio —le dije—.
— Te aseguro que lo leeré con todo mi interés —me contestó.

Luego me quedé pensando si le había enviado el ejemplar impreso de cuando nos dieron el premio. Recuerdo que le envié la notificación contándole que nos habían concedido el Premio Crearte, del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y también recuerdo que me contestó personalmente —o al menos eso pensé—, felicitándome por el premio conseguido. Pero no le envié la versión impresa. Y lo lamento. Quizá debería enviarle cada número impreso que hacemos (este año hemos hecho seis), y que, si no tiene tiempo de leerlo, lo que entendería perfectamente, se quedara por allí, en la delegación, por alguna mesa, de la misma manera que lo pongo encima del Marca y del Interviú cuando voy al bar de Rozas. Pero tengo un problema con la versión impresa.

La versión impresa consume árboles y sangre de unicornio, y eso no es bueno para el planeta, ni para los Gastos de Funcionamiento del Centro. Cuando nos dieron el premio, compré el ferrari de las impresoras. Y guardé dinero para comprar tóner, a pesar de que la normativa me obligaba a gastar (a invertir, que diría un profesional) todo el dinero conseguido en menos de un año. Pero ya han pasado cinco años y la tirada de la versión impresa no para de crecer, a pesar de todos mis esfuerzos. Yo soy el responsable de la versión en internet, y todos los niños saben que es mi mujer la que diseña (la que maqueta, que diría otro profesional), cada versión impresa. Hago todo lo que puedo por promocionar la versión on-line, dentro del cole y fuera del cole, pero hasta los propios niños de Infantil son los que me preguntan que "cuándo va a estar el periódico", a lo que yo respondo siempre que "ya está en internet, mira (y se lo muestro desde mi Ipad), dile a tus papás que ya lo pueden ver." La versión en internet está actualizada al día, mientras que el pdf (eso sí, diseñado y maquetado), es casi bimensual. Pues no hay manera. La gente, incluidos los de Infantil, prefiere tocar el periódico, jugar con él, pasar las páginas… y verlo todos los días colgado —a su altura—en la pared a la entrada del patio. Y los padres, —y esto sólo lo supongo— tienen algo que guardar en un cajón, y que proporcionará seguro una sonrisa dentro de unos pocos años.

Me queda papel A3, pero ya me estoy quedando sin el cartucho Yellow, y en septiembre hay que gastarse una pasta en libros de texto, y material escolar. De manera que he decidido, hoy mismo, que voy a hablar aquí de Xerox. Aquí, porque es más cómodo. Ya tendré tiempo de enviárselo personalmente a alguien de Xerox. De hecho, y aunque no conozco su nombre, este artículo va dedicado a la comercial de Xerox que me llamó por teléfono —y yo estaba en clase, como siempre—, preguntándome si necesitaba más tóner. A esa mujer de Xerox.

Mi moto sigue llevando la pegatina de la manzana. Ninguna otra. El espacio publicitario de mi moto, que es una extensión de mí mismo, lo decido yo, lo pago yo. Apple ha sido, durante los mejores años de mi vida profesional, mi mejor herramienta. Mis amigos saben que mi Mac del 84 es mi mejor tesoro. Y estoy leyendo, por tercera vez, la biografía de Steve Jobs. En las paredes de mi aula, un aula pública, hay una cita de Machado, y otra de Steve Jobs.

Pues Steve copió de Xerox. Él lo sabía —lo supo durante toda su vida—, y los demás también lo sabemos. Por supuesto que una cosa es imitar (como hizo Microsoft con el Windows 3.1), y otra el primer Mac Os (el Finder, que se llamaba). Pero allí, en Xerox, estaban los genios. Los primeros genios.

Setenta copias en A3 a doble cara cada dos meses, de seis páginas. Las grapamos nosotros, sólo necesitamos el tóner. Es una publicación gratuita, sin publicidad. Mi propuesta es un cartucho de tóner (uno de cada color), por un módulo de publicidad, durante todo el Curso escolar 2015-2016, que ponga, "Financiado (o promovido, a elegir) por Xerox".

En clase, el mes pasado. Están corrigiendo el dictado, que he tenido que escribir con el maldito Word en la pizarra. Suena el teléfono.

Sandra, responsable de comunicación, sale disparada de su mesa.

— Colegio Carlos Ruiz, dígame… sí un momento, por favor, que le paso con el director.—

Sonrío a Sandra, mientras pienso que es la mejor Responsable de Comunicación que he visto, y ella me pasa el auricular.

— Dígame.
— Buenos días, le llamo de Xerox. Siento molestarle (su voz denota que se ha dado cuenta de que quien ha contestado es una niña. Una niña, que ha aprendido a usar al teléfono.) Si le parece le llamo en otro momento. Llamo de Xerox, sólo quería saber si necesitaban mas tóner.

No atiendo llamadas por teléfono que no sean urgentes. Además, ellos —mis alumnos—, prestan mucha más atención en esos instantes que cuando explico cualquier cosa. De manera que trato de que la conversación sea lo más breve posible.

— Ah, entiendo, es que estoy en clase. La verdad es que la impresora es una maravilla —es verdad que es el Ferrari de las impresoras, pero eso no se lo dije—, pero según la última factura, el tóner debe estar hecho de sangre de unicornio. Ya os llamaré yo el curso que viene. Buenos días, y gracias por llamar.

Nada más colgar el teléfono, Mariano, al que le tengo dicho desde hace dos años que me pregunte cualquier cosa que diga yo y que no entienda, me pregunta:

— Profe, ¿qué es sangre de unicornio?

Aquella mujer sonrió. Lo hizo por teléfono, pero lo escuché, no le importó que yo me diera cuenta. Es un tóner muy caro. Supongo que en eso consiste ser una gran comercial, en comprender verdaderamente al cliente, en tratar de ponerse en su lugar.

Una escuela pública, con un periódico premiado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. Si en Xerox España no tenéis presupuesto para estas cosas, pedídselo a los americanos. Es más, aquí tenéis el link, que lo paguen ellos. ¿No quieren promocionar el español?

Si alguien de Xerox me contesta, prometo contarlo aquí.




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