28 de septiembre de 2008

Quizá alguien me crea

Es domingo. Esta mañana me he ido al pueblo, como todos los domingos, a comprar el periódico y tomar café leyéndolo tranquilamente. Uno de mis mejores momentos de la semana. Como siempre, voy con el Ipod (sea en la moto o en el coche). Y, como casi siempre, por no pensar, le digo al Aleatorio (sí, ese tío que es primo de Ken Burns) que ponga música él. Como casi siempre, si no me gusta la canción que ha elegido, le digo rápidamente que otra... hasta que me gusta a mí. Por eso Aleatorio y yo nos llevamos tan bien. Porque es Aleatorio... hasta que yo lo diga.

Y esta mañana, por eso os escribo, me ha pasado algo que ya me había ocurrido hace muchos años. Como una de las cosas que más odio es que alguien piense que soy aficionado a los sucesos extraños (ya sabéis, quiromancia, espiritismo y esas movidas), no quería escribirlo, pero acabo de pensar que quizá alguien me crea. Y a mí me viene muy bien pensar que lo mismo tengo suerte y hay alguien que lo hace, por eso lo cuento aquí.

Yo tendría, no sé, no me apetece buscar la fecha en el google, pero la radio de aquel R5 de mi hermana dijo que acababa de morir Jorge Cafrune. Por alguna razón que no viene al caso, en mi familia en aquella época circulaba una cinta de casete, que siempre oíamos. Era el hit parade familar. Y el nº1 de la lista aquellos años era "Virgen India", de Jorge Cafrune y Marito. Es una canción que incorpora un coro de Marito (qué habrá sido de aquel niño) mezclada con aquel acento maravilloso del maestro Cafrune. Y lo que más nos gustaba era cuando aquel niño cantaba "AveMaríaaaaaaaaaaaaaaaa...." encima de la voz del maestro. Pusimos la casete, salió una mez vás (sería Aleatorio...) la canción. Y aquel viejo casete, con los cables de los altavoces pelados, no fue capaz de sonar en estéreo. Por primera vez después de haberla escuchado cientos de veces, escuchamos la canción y no se oía a Cafrune. Sólo se oía a Marito. Y ni a mi hermana ni a mí se nos ha olvidado nunca.

Bien, estaba mañana me ha vuelto a pasar. Si os está pareciendo esto la historia de la chica-de-la-curva, dejad de leer (dejad de leer esto, leed otros blogs). Pero ya os digo que me da igual, lo mismo alguien me cree.

Llovía. Mañana desapacible de otoño, pero tan desapacible. Es otoño. Lo desapacible empieza a ser que el otoño no parezca otoño. Y tengo la suerte de vivir en un sitio donde el otoño sigue siendo la estación de los colores melancólicos. No puedo ir en la moto (prefiero la moto, siempre). Y he ido conduciendo despacio, con el volumen muy alto (un volumen que, admitámoslo, sólo alcanzamos cuando estamos solos) los pocos kilómetros hacia el pueblo. No sabía que se había muerto Paul Newman (he leído los titulares en la puerta del estanco). Se muere mucha gente, tanta gente que ya ni te paras a pensar en ello; pero me he acordado mucho de él. Sin darme cuenta, he vuelto a ver a Henry Gondorf con su sombrero, su traje y su sonrisa. He vuelto a ver, una vez más, la que para mí es la mejor película de toda la historia del cine (y me da igual si para muchos no lo es). Y, la verdad, me ha dado mucha pena.

Al subir al coche, Aleatorio, os lo juro por lo que más quiero, ha puesto una maravillosa pieza llamada "Luther" de Scott Joplin. De la banda sonora de El Golpe. Una pieza que ilustra el entierro de Luther Coleman, el viejo amigo de Johnny Hooker. Un poema musical que te coloca realmente en otra dimensión, si lo escuchas detenidamente.

Y así nos hemos despedido Aleatorio y yo de Paul Newman. Yo, con una lagrimita.

4 comentarios:

JOAKO dijo...

Todos le lloraremos, me habias asustado, creí que se te había aparecido el mismisimo indomable en ente y alma.

belenmadrid dijo...

qué pena verdad? pues wen, lucía y yo estábamos hablando de él después de comer justo el sábado también, yo creo que no es casualidad, que no podía irse sin aparecérsenos a todos un poquito..

Anónimo dijo...

Precioso.

Irreverens dijo...

Qué bonito homenaje.

D.E.P.