13 de septiembre de 2012

Mi verano

Como director del mejor periódico del mundo –me mola un montón este cargo, pero porque me he nombrado yo–, he intentado evitar que los temas "Mi verano" se repitieran. Nos debemos a nuestro público, y si queremos tener más lectores –yo sí, porque por eso soy el director–, no podemos aburrirlos con lo que se ha hecho este verano (a no ser que te hayas ido con tu chico a Thailandia y Birmania). Además, y ahora os lo digo como periodista de internet, escribir sobre lo que ha pasado durante dos meses es muy difícil. Al final acabas contando sólo lo que hiciste el primer de día de vacaciones... y el último. Y no se te ocurre escribir de casi nada. El truco está es no intentar contarlo todo, concentrarse sólo en una cosa, aunque quizá no haya sido la mejor, ni la más importante.


Morgana, Lucera y La Goldwing, en ese orden, por una carretera entre árboles muy frondosos (entre frondosos árboles, vaya) a la derecha y a la izquierda. En pleno mes de agosto, veo un río a la derecha. Un río con agua. Con un montón de agua. Vamos despacio, La Goldwing, a puntita de gas.

La Goldwing:
— Mira, un río. Pedazo de río.

Yo:
— A ver, espera un poco que crucemos ese puente. Seguro que ahí pone el nombre. El Porma. Que maravilla. Te digo una cosa, yo veo a Lucera y a Óscar cada vez mejor, de verdad. Los veo que se miran y eso. Cuando paramos y cuando arrancamos.

La Goldwing:
— Buá, ¿y ahora te das cuenta? ¡Pero si se tiran media hora para aparcar! Cada vez que paramos... ¿tú te has dado cuenta? Ahora te pongo aquí, pero no, mejor aquí. Que te pongo la pata de cabra, que no, que mejor no, que mejor el caballete. ¡No ha sacado la bayeta porque estábais Alberto y tú!

Yo:
— Tú te llevas bien con ella, está claro que sois Honda.

La Goldwing:
— No empieces con eso. Yo no voy de "Triumph por la vida", más preocupada de cómo sueno de ver cómo ando. Yo soy una Goldwing. No necesito decir nada más. Si Lucera es el IPhone de las motos, estás subido en el Mac.

Yo:
— Tienes razón. Ah, espera que voy a apoyar los riñones.. ah... ya. Bueno en fin, lo de Morgana y Alberto... eso está ya clarísimo. Ya, ni lo disimulan. Si hubiera un MOTOCICLISMO con sección de corazón, ellos habrían salido en portada.

La Goldwing:
— Bueno, lo que me contaste del traje blanco ese, como el de Richard Gere, que viste en su armario es alucinante. Oficial y Caballero en León. No te digo nada.

Yo:
— He llegado a pensar que eligió a Morgana por esa peli. No es ninguna barbaridad. Somos lo que vemos. Yo sigo hablando del reverso tenebroso en clase (es mi discurso de apertura. Un discurso para el curso).

La Golwing:
— Empieza el Puerto de Pajares. ¿Por qué no pones un poco de música? Hace un día increíble. Temperatura perfecta. Asfalto perfecto, cero baches.

Yo:
— Buena idea. Para eso llevas un Ipod. Mi Ipod. Mi música. Aleatorio, dale.

(y aleatorio pincha...

Tu madre no lo dice, pero mira mal,
quien el chico tan raro
con el que vas.
Cuando yo estoy delante,
me trata muy normal,
y a solas te imagina un novio más formal.
Cualquier noche, los gatos
de tu callejón,
maullarán a gritos esta canción....)

La Goldwing:
— Porque yoooo, tengo una bandaaaaa de Rock and Roll. ¡Dale Lucera! ¡Enséñale a esa inglesa cómo se sube Pajares!




4 comentarios:

aidakhalesi dijo...

Gran historia de amor

Anónimo dijo...

¡Preciosa historia y preciosa foto! Solo falta que "el chico" de Morgana fuera con su traje de Oficial y Caballero. ;))

amelche dijo...

A mí me encantaba esa canción cuando era adolescente. Bueno, un día de verano interesante, ¿no?

Anónimo dijo...

Qué allto debe de ser tu amigo, para que tú parezcas bajo... Tela!