19 de junio de 2008

Fin

Esta mañana he entrado en clase, he escrito en la pizarra la fecha de hoy (intentando hacer las eles más ortodoxas), y debajo he puesto "¡Último día de clase!". Tengo una sensación extraña, hace tanto tiempo que dejé de ser maestro que ni me acuerdo. Y hoy, un día cualquiera en la oficina durante más de veinte años, es para mí y para mis alumnos el último día del curso. Afortunadamente (para mí, no sé si también para ellos), la ley establece que seguiré siendo su tutor el curso que viene, el último año de la Educación Primaria. Me alegro de que sean ellos, porque son los mejores. Hay algunos que son mejores que otros, pero todos, en conjunto, junto conmigo, somos los de 5ºB, la mejor clase del mundo (del mundo de 5ºB). Sólo espero que el año que viene pueda corregir todos los errores que he cometido este año, debido principalmente a la falta de experiencia, y que los de 6ºB sigamos sintiéndonos importantes. Al fin y al cabo, y dado que el edificio de Secundaria está separado, seremos los más mayores del cole. Ojalá también los más responsables.

Como ya es costumbre, hemos dado un par de horas de clase, y luego hemos jugado al fútbol hasta la hora de la entrega de notas. Una vez más, las madres esperando en la puerta, y yo dentro de clase, haciéndolas pasar una a una, al estilo ambulatorio. Me hubiera gustado tener más tiempo para hablar con ellas, y quizá debería haber organizado primero una reunión general, para luego pasar a las entrevistas individuales. Esas y otras muchas cosas son las que deberé corregir el año que viene.

En cuanto a este diario, quiero decir varias cosas. En primer lugar, y aunque no era esa mi intención, contaros aquí lo que me ha ido sucediendo en clase ha supuesto para mí un ejercicio de autoanálisis muy importante. Ya os he comentado en alguna ocasión que mi propósito, ya que volvía a la docencia, era intentar escribir algo que fuera útil para futuros maestros; algo que estuviera basado en la realidad del aula del curso 2007-08, y no en la teoría de adquisición de conocimientos, habilidades y destrezas. Como era de esperar, he tenido muchas más dificultades de las que me he atrevido a contar aquí, pero un diario de un maestro de pueblo no puede pretender ser otra cosa. Los conflictos familiares, la falta de cariño y atención en algunos casos, la impotencia, el desánimo, son cosas que los futuros maestros deben ver y sentir por sí mismos. Por otra parte, no tengo la experiencia ni los conocimientos para dar consejos a nadie, y mucho menos en materia educativa.

Pero hay algo que sí me atrevo a recomendar, porque me ha funcionado a mí, y también a mis alumnos: escribiros. Dirigirme a vosotros como si os conociera a todos, como si internet (al menos el internet hispanohablante) fuera un grupo de gente leyendo sin parar todo lo que escribo: justo lo contrario de lo que se siente al escribir el primer post: ¿lo leerá alguien?. En el fondo, contar cada tarde lo que me ha pasado en clase ha sido contármelo a mí. Por eso os agradezco a todos, con mucho cariño, haberme leído. Y... sí, sólo hay una cosa mejor que leer: ¡escribir!.

Un abrazo, de los grandes.

18 de junio de 2008

Miércoles

Los miércoles, ya lo he comentado, tengo dos horas seguidas de inglés con los de sexto. Hoy era mi último día con ellos, y ayer les comenté que veríamos una película en versión original subtitulada. La mayoría de ellos -por no decir todos- no habían visto nunca una película así. He elegido Big Fish, de Tim Burton. Con mi mac y el videoproyector se ve muy bien.

Durante el recreo, lo comenté a los compañeros:

- Mañana les voy a poner una peli a los de sexto. Es mi último día con ellos.
Una compañera:
- ¿Ah sí? ¿Y qué peli les vas a poner?
- Big Fish, de Tim Burton ¿la conoces?
- No, no he oído hablar de ella. ¿De qué va?
- Es una fábula preciosa, sobre la capacidad de imaginar.
- Oye, pues yo tengo hora libre, ¿puedo ir?
- ¡Claro! Pero ten en cuenta que es versión original, como si fueras a los Alphaville, ¡pero gratis!

17 de junio de 2008

El cine documental

Gracias a mi hija, acabo de ver una película de cine documental llamada Ser y tener (Être et avoir), del director Nicolas Philibert. La historia de una pequeña escuela unitaria, en un pueblo perdido de la Landa francesa. La historia de un maestro, Georges López, y una serie de niños de distintas edades, desde los 4 hasta los 10 años. Supongo que será una película obligada en todas las escuelas de Magisterio (si no es así, por favor, futuros maestros, conseguid como sea esta peli. Es un curso de cómo hacer las cosas bien).

En una época como la que vivimos, con una programación en televisión que constituye una lista completa de todo lo que los niños no deberían ver -ni tampoco los adultos-, un documental así te pone de buen humor. Pensar que maestros así existen, que escuelas así existen, es pensar también que no todo está perdido. Por eso me encanta el cine documental, porque no es ficción.

Un maestro genial, y un director de cine genial. Yo no sé si lo conseguiré... pero tú tienes todo el tiempo del mundo para conseguirlo.

16 de junio de 2008

El último lunes

Parece mentira, pero hoy ha sido el último lunes del curso. Después de pensarlo mucho, he decidido por fin el libro que leerán -mejor, el libro que les he pedido que lean- durante las vacaciones. Se trata de "El gran gigante bonachón", de mi escritor favorito, Roald Dahl. Lo leí hace años -ahora lo estoy leyendo de nuevo en inglés-, y me parece una de las mejores obras que se han escrito para niños. Como tenía una edición muy vieja, y lo vi en una estantería de una preciosa librería de Madrid que abrió sus puertas el viernes, me lo compré otra vez. Espero que mis alumnos disfruten, porque a mí me parece sencillamente genial. Se trata de un escritor que tiene una capacidad poco común: sabe colocarse perfectamente para describir el universo desde la perspectiva de un niño. Cuando, en sus múltiples entrevistas en radio y televisión -era un auténtico experto en chocolatinas- alguien le preguntó cómo se hacía eso de escribir, él contestó lo siguiente: (traduzco de su página web)

"Escribir es como dar un larguísimo paseo a través de valles, montañas y cosas; y así obtienes una vista preliminar de lo que ves y lo escribes. Entonces sigues caminando un poco más lejos, quizá hacia la cima de una colina, y desde allí observas algo más, y así sigues escribiendo sobre lo que ves, día tras día, contemplando diferentes vistas del mismo paisaje. La montaña más alta del paseo es obviamente el final del libro, porque debe ser la mejor vista de todas, cuando todo se une y puedes mirar atrás y contemplar cómo todo lo que has visto antes encaja. Pero es un proceso muy, muy, muy largo."

Es una lástima que su web esté únicamente en inglés, porque merece la pena detenerse un poquito y conocer más cosas sobre este maravilloso escritor.

Ojalá mis alumnos piensen, después de leerlo, lo mismo que yo, porque no conozco una forma mejor de animar a la lectura. (Los padres y las madres también lo pueden leer, y animar a sus hijos...)

12 de junio de 2008

Inspiración

(Del lat. inspiratĭo, -ōnis).
3. f. Efecto de sentir el escritor, el orador o el artista el singular y eficaz estímulo que le hace producir espontáneamente y como sin esfuerzo.

Hoy estaban inspirados. Creo que los conozco ya tan bien, que soy capaz de detectar por sus caras si están entendiendo algo de lo que explicamos, o si, por el contrario, su cuerpo está en clase, pero su mente no. Hoy, nuestro libro de Lengua hablaba sobre Ramón Gómez de la Serna, y su afición a jugar con el lenguaje (las greguerías). Me he detenido un poco en este asunto, y hemos leído algunos juegos de palabras de D. Ramón sobre el abecedario: "La A es la tienda de campaña del alfabeto", decía él.

Uno de ellos:
- Y la i es la única letra que fuma.

Otro:
- Y la o es el reloj del alfabeto.

Otro:
- Y la h es la silla del alfabeto.

Otro:
- y la u es el columpio del alfabeto.

Cuando me siguen de esta manera, me da mucha satisfacción, pero no sucede muy a menudo...

9 de junio de 2008

A veces ocurre

Hace pocos años, un pequeño grupo de gente coincidió en una lamentable oficina. Situada en el sótano de un bonito edificio del centro de Madrid, apenas veíamos la luz durante todo el día. Lo llamábamos "el zulo". El nombre no sólo venía dado por su oscura ubicación, sino, principalmente, porque la actividad que cada uno de nosotros llevábamos a cabo allí poco o nada tenía que ver con una editorial; y a todos en aquel grupo nos gustaban mucho los libros. Como nuestro descontento crecía cada día, decidimos juntarnos para charlar al salir, y así soñar colectivamente que el mundo era distinto, que nuestro trabajo era distinto. Para nosotros, era como jugar a estar en el Café Gijón -no estábamos muy lejos-, y poco a poco fuimos reconociendo que sí, que escribíamos, pero que, excepto uno de ellos, los demás no habíamos publicado nada, y seguíamos soñando con hacerlo. Soñábamos con salir del zulo, y poder dedicar nuestros esfuerzos a una actividad que nos llenara, un trabajo en el que pudiéramos poner pasión y entusiasmo. Y cuando, bien por las cervezas, o por la falta de argumentos, llegábamos a un túnel sin salida en la conversación, decíamos "volver al principio es la mejor forma de terminar".

Aunque os parezca raro, el grupo del que hablo está formado por diseñadores, escritores, expertos en el negocio de distribución y marketing... incluso hay uno que es experto en poner títulos a las obras. Y, mucho más raro todavía, están a punto de ver cumplido su sueño. Han creado una librería que es una editorial que es una librería. Han vuelto al principio, porque es la mejor forma de empezar.

En los tiempos en los que vivimos, que pasen cosas así resulta emocionante. Mis mejores deseos para el Zurdo, Mexileña y Clandestino. Muchos lectores, muchos libros, mucha felicidad. ¡Salud!

6 de junio de 2008

Horas de vuelo

Esta mañana, durante el recreo, he estado hablando con una compañera sobre el año que viene. Le decía que tengo tantas cosas que corregir -cosas que no han funcionado como deberían- para el año que viene, que debería hacer una lista. No hay que ser muy listo para darte cuenta de lo que deberías mejorar; y desde hace tiempo voy al cole pensando "el año que viene haré esto, el año que viene haré esto otro, etc". Mi compañera, que tiene mucha más experiencia que yo -bueno, todos mis compañeros tienen más experiencia que yo, incluso los más cercanos tienen la misma edad que yo, pero con el triple de experiencia docente- me decía que ella hace lo mismo; pero que todos los años hace lo mismo. Y que, en ciertos aspectos, a pesar de ese espíritu crítico -o, si lo preferís al estilo de Rouco, propósito de enmienda-, eso no evita que ciertos errores se repitan.

Aún así:
• No quiero usar el maldito pegamento de barra, si tenemos que pegar algo, pediré a las madres que compren a los niños otro tipo de pegamento... ¡que sirva para algo!
• No quiero llegar al final de curso con el agua al cuello, y tener que darme prisa por terminar el temario
• No quiero cuadernos con las hojas troqueladas, listas para ser arrancadas. Quiero cuadernos de tapas duras, cuanto más fuertes, mejor.
• Quiero tiempo suficiente para hacer la lista de libros de lectura. Nunca más se me ocurrirá recomendar un libro de lectura a través de un catálogo.
• Quiero un día fijo para el aula de ordenadores. No quiero tener que estar pendiente de reservarla... y ver que he llegado tarde.
• Quiero un sacapuntas de manivela, un sacapuntas profesional. No quiero perder el tiempo miserablemente sacando punta... y ver cómo el lápiz mengua inútilmente.
• Quiero mejorar mi caligrafía en la pizarra. Debo mejorarla. Incluso cambiar de letra. Debo hacer la "g", la "z" y la "l" al estilo de mi-mamá-me-mima.
• No quiero quedarme sin batería en el mac, pero no quiero llevarme el cable (no me cabe en la cartera). Pero un cable adicional cuesta 50 euros. Steve Jobs debería regalarme uno. O Esperanza.
• Quiero poder imprimir en color de vez en cuando. Aunque sólo sea de vez en cuando.
• Quiero plantearme muy seriamente la expresión plástica. Para empezar, no tendré libro de Expresión Plástica. No me ha gustado; sacaré de internet montón de cosas chulas para construir, dibujar, pintar, modelar... Mis alumnos no son tan patosos como yo (al menos algunos).
• Quiero convencer a mis alumnos de que no es suficiente con las horas de clase...

En fin, como dice mi madre, el año que viene tendré más horas de vuelo.

5 de junio de 2008

El jamón serrano

Supongo que habré metido la pata en varias ocasiones durante este curso -no sólo lo supongo, estoy convencido-, pero una de las mayores fue hace tiempo. No os lo he contado hasta ahora, pero esta mañana, leyendo sobre la Edad Media en clase de Cono, lo he recordado.

Estábamos estudiando las dietas saludables, los hábitos de alimentación, etc. Entonces, en un ataque de entusiasmo, me puse a hablar del jamón. Del jamón serrano, del bueno. Porque uno puede ir al Carrefour, o a cualquier otro sitio, y comprar jamón normal, que es más barato. Pero cuando, al menos una vez, uno prueba jamón del bueno, el jamón ibérico, que se llama así porque su origen pertenece a la Península Ibérica, ya no lo olvida nunca. Un bocadillo de jamón ibérico, con unas rodajas de tomate y un poco de aceite de oliva, o, si se prefiere, con el tomate restregado en el pan, es una experiencia maravillosa. Debemos aprender a valorar los alimentos, y saber que, aunque en España tenemos muchos, y muy buenos, para mí no hay nada como el jamón serrano. Ya os digo, un poco de jamón serrano...

(Y así creo que estuve un buen rato. Los amigos que me conocen saben que soy el campeón de España de meteduras de pata; además, en clase no había nadie que me diera una patadita bajo la mesa, o una mirada de esas de "déjalo ya, por ahí no sigas". )

El caso es que en clase tengo alumnos que no comen jamón. Ni jamón, ni ningún producto derivado del cerdo.

Y esta mañana...

- Luis, sigue leyendo tú.

- ... en el siglo VII, había surgido en Arabia una nueva religión llamada islam, cuyos seguidores recibieron el nombre de musulmanes...

Uno de ellos:
- Profe, ¿y el dios de los del islam es el mismo que el nuestro?

Otro de ellos:
- Noooo, ¿no te das cuenta que ellos no comen cerdo y nosotros sí?

- Eso es algo muy personal. Podéis preguntárselo a vuestra profesora de religión. Es más, es una pregunta muy interesante. Yo sólo os puedo dar mi opinión personal. Yo creo que lo importante es aprender a respetar a todo el mundo, independientemente de la religión que tengan.

- Sí, profe, pero ¿es el mismo dios, o es otro?

4 de junio de 2008

El número final de El Correo de Cadalso

Esta tarde me contaba mi hija por teléfono que tiene que hacer un documental para la televisión de la UNED sobre la llamada web social. A mí no me molesta ese nombre -podría ser ese como cualquier otro-; simplemente me parece la evolución lógica del mayor fenómeno de comunicación que el ser humano ha tenido desde la invención de la imprenta. No creo que debamos distinguir distintos caminos por los que internet haya transcurrido desde sus inicios. Cuando, hace ya muchos años, descubrí por primera vez internet -fui un privilegiado-, supe desde el principio que sería una herramienta genial para los niños. Había dejado la docencia hacía ya muchos años, pero eso no me impidió darme cuenta: justo al contrario, pude dedicarme con todo el entusiasmo y la dedicación a construir una web dirigida a niños y niñas de todo el planeta: niños y niñas hispanohablantes.
La web social, o la web 2.0, o simplemente internet, ha dado voz a muchos de nosotros, que de ninguna otra manera hubiéramos podido compartir. En aquella editorial en la que trabajé decíamos que aprender es compartir, que aprender es participar, que aprender es descubrir. Si tuviera que explicar a alguien qué es internet, no se me ocurre una idea mejor: compartir, participar, descubrir.

Cuando en este curso entré por primera con mis alumnos al aula de ordenadores, con el propósito de hacer el primer número de El Correo de Cadalso, ya os conté el caos que se creó. Usuarios y contraseñas incorrectas, fallos de conexión, "profe que me sa ido to lo que he escrito", etc, etc.

Esta mañana hemos ido para redactar el último número del periódico de este curso. Cada uno se ha sentado en un ordenador, y nadie me ha preguntado nada (excepto millones de dudas ortográficas). Han escrito su artículo, y se han despedido de todos vosotros, queridos lectores, hasta el año que viene.
En materia de educación, internet no es un lujo, es una necesidad.

Echad un vistazo, por favor. Son niños y niñas que comparten sus experiencias con el mundo. Seamos optimistas, y pensemos que el mundo estará encantado de compartirlas con ellos.

2 de junio de 2008

Ya estamos en junio

Ya estamos en junio. Esta mañana, como hago siempre -bueno, casi siempre, a veces se me olvida-, he escrito en la pizarra la fecha de hoy antes de que llegaran. Parece mentira, y no sólo porque no para de llover y más parece octubre, sino porque me quedan muchas cosas por contar, muchas cosas que explicar, muchas cosas que aprender.

Aun así, aquellos días de octubre, cuando aquí mismo reproducía sus diálogos, hablando de leer, quedan ya muy lejos. Ellos han cambiado, y yo también. Espero que hayan aprendido algo de Cono, algo de Lengua, algo de Inglés, ... pero lo que realmente me gustaría es que de verdad supieran que solo hay una cosa mejor que leer.